PUERTO IGUAZÚ. Cada vez son más los niños que deambulan por el centro de la turística “Ciudad de las Cataratas” y que la asociación civil “Pan partido y compartido”, a través de distintas actividades, intenta “quitarles dos horas de calle”, mediante un silencioso e inclaudicable trabajo.“Pan partido y compartido” funciona a pulmón, con fondos que consiguen sus propios integrantes, quienes se encargan de asistir a alrededor de sesenta niños por día en la sede ubicada en la calle Primero de Mayo. Los niños mbya venden artesanías en el centro y piden limosnas a turistas, no escapan a esta realidad, y a la hora de la merienda o cena llegan hasta el salón de la asociación y luego vuelven a sus actividades de rutina. El secretario de la asociación, Edgardo Landa, explicó que “algunos chicos que vienen son de las comunidades guaraníes de la zona que están en la calle vendiendo distintos productos, pero también vienen otros que no son aborígenes y se los puede ver revolviendo la basura por distintos lugares en busca de comida”. Landa señaló que “lo que hacemos es sacar a esos chicos dos o tres horas de la calle, porque se sientan, toman la leche, juegan a las damas o al ajedrez y tratamos de contenerlos en este espacio, pero salen de acá y lamentablemente vuelven a la calle”.No sólo niños se acercan al centro que funciona como una suerte de comedor gracias a la colaboración de varios comerciantes, sino también algunos adultos, aunque no a diario. Enrique Rodríguez, otro integrante del grupo solidario, indicó que “el objetivo es tratar de que no pasen tanto tiempo deambulando, darles la posibilidad al menos de que coman algo, que jueguen con otros chicos de su edad, que compartan, que los mantenga alejados de esa única opción que no eligieron, estar en la calle”. Landa manifestó que ya “se hizo una presentación en Acción Social para que verifiquen por qué esos chicos están en la calle. Nosotros vemos la necesidad de sacarlos de la calle, desde nuestra humilde visión, porque no es el lugar adecuado para ningún niño o adolescente”. Además, detalló que “son sesenta los chicos que entran y salen continuamente. Cuando nosotros hacemos cena son unas cincuenta personas que vienen y hacemos 150 platos porque repiten algunos hasta tres veces. Hablamos de que estamos bien como sociedad, pero la realidad nos demuestra otra cosa”. La asociación está conformada con Claudia Ureta, como presidenta; Landa, como secretario; y José Aquino, tesorero, junto a un grupo de amigos solidarios. El proyecto nació “pensando en los chicos que dormían en la puerta de las oficinas de la Dirección de Turismo, entonces se compraron ocho camas. Le presentamos un pedido al juez Gerometta y al comisario para que cada chico que encuentran lo lleven a ese lugar”, contó Landa.





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