APÓSTOLES. En un remate público del Banco Nación realizado ayer en el Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Civil, Comercial y Contencioso de Posadas, la Municipalidad de Apóstoles adquirió los lotes correspondientes al barrio Chezny, el asentamiento más grande y uno de los más precarizados habitacionalmente de la Capital Nacional de la Yerba Mate. La compra puede ser observada como un hito en materia de políticas sociales en esta comuna, dado que la misma representa el primer paso hacia la urbanización de la villa Chezny, donde según un reciente censo barrial habitan alrededor de 700 familias. La idea del municipio comprende la paulatina mensura, entrega de títulos de propiedad, reordenamiento, mejoramiento habitacional y dotación de servicios básicos a ese conglomerado. Se trata de dos terrenos, cada uno de once hectáreas, ubicados a pocos minutos del radio céntrico apostoleño, donde las familias se vienen asentando hace décadas en casas humildes, con vastos sectores que no cuentan con agua potable -salvo canilla pública o vertiente- y donde las conexiones a la electricidad revisten improvisación y riesgo. La Comuna se presentó en el remate con un capital de 600 mil pesos, luego de que el Concejo Deliberante aprobara por unanimidad la iniciativa del Ejecutivo Municipal, en una sesión histórica llevada a cabo la noche anterior a la subasta, a la que acudieron más de cien vecinos del Chezny. El intendente comunal, Mario Vialey, explicó que “hay una escasez de terrenos, pero no queremos que ocurra lo que pasó en Paraguay o Salta, entonces hay que tener mucha prudencia y nosotros dentro del municipio tenemos la posibilidad de realizar una inversión, comprar y darle una solución a este barrio. Contamos con los recursos para hacer una seña por el inmueble y después veríamos qué organismo de la provincia nos puede recomponer esos fondos. Yo no puedo dejar escapar la oportunidad de darle una solución definitiva a los habitantes de este barrio”. De cara al futuro del lugar, Vialey expresó que “estamos viendo la posibilidad de hacer una reurbanización. También está trabajando en este proyecto la arquitecta Analía Abraham para ver cómo hacemos un planteo con el arquitecto Mario Ledesma al Iprodha. Si reorganizamos los espacios se podría construir mayor cantidad de viviendas. Tenemos que hacer un reordenamiento territorial dentro del mismo barrio, hay calles donde no puede ingresar el camión recolector de residuos o una ambulancia”.En tanto, el presidente del Concejo Deliberante, Carlos Losada, solicitó a los vecinos que “cuiden el barrio para que esta iniciativa para mejorar la calidad habitacional no se convierta en una posibilidad de negocio inmobiliario para algunos avivados”, en relación al riesgo de que puedan arribar e instalarse personas sin necesidades habitacionales que persigan la finalidad de hacerse de un lote. Organización barrialEl barrio Chezny cuenta con una comisión vecinal conformada recién hace tres meses. Su referente es Alba Anzuate, quien vive hace cuatro años en el conglomerado. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Anzuate explicó que “la comisión vecinal se armó para empezar a buscar soluciones para quienes vivimos acá. Hicimos un censo, somos cerca de 700 familias, enviamos notas al intendente y al Gobernador. El intendente Vialey incluso estuvo recorriendo el barrio con nosotros. Es una excelente noticia que la Municipalidad haya comprado estos terrenos porque eso significa que se termina el riesgo de desalojo y que por fin se podrá empezar a pensar en arreglar el barrio. La gente por fin podrá tener título”. A la hora de caracterizar al espacio, Anzuate sostuvo que “acá vive gente trabajadora, hay olerías, hay gente que trabaja en la construcción, tareferos, changarines, de todo un poco, pero somos familias que quieren progresar. El barrio creció mucho en los últimos años, se hicieron muchas casitas. Y hay muchos problemas por la forma en que se vive, sin agua, sin luz en muchos casos, los que tienen luz la comparten y eso es un peligro, cuando hace frío es muy duro por la precariedad de las casas y encima la incertidumbre de no saber si nos van a desalojar o no; ahora al menos esa preocupación ya no la tendremos”. Un barrio con alto riesgo social y necesidades básicas insatisfechasLa precariedad de las viviendas, las limitaciones en materia de servicios básicos y un contexto socio económico adverso conforman un panorama de alto riesgo social para gran parte de las 700 familias que pueblan las 22 hectáreas del barrio Chezny. Recorrer el lugar y dialogar con los vecinos basta para descubrir algunos casos puntuales en los que familias o personas solas se ven atravesadas por estas ásperas coyunturas. Una de las situaciones complejas es la que tiene por protagonista a Domingo Figueroa (74), un abuelo que vive solo en una tapera provista solamente de un catre con un colchón roído. Este hombre no cuenta con ningún tipo de ingresos económicos -jubilación, pensiones ni planes sociales- y vive exclusivamente de la caridad de sus vecinos, dado que tampoco recibe asistencia de familiares. “Para decir verdad hay días que no como”, se sincera Domingo al cronista de este diario. “Cuando algún vecino me trae un poco de guiso o algo que le sobró, entonces esa es mi comida, pero no siempre tienen”, agrega. Hasta hace pocos meses, pese a su avanzada edad, Domingo se las arreglaba para conseguir unos pesos en la tarefa. “Yo tarefeé toda mi vida, pero el año pasado, la última vez que fui, cayó una inspección y multaron al patrón por tenerme trabajando. No quieren que los viejos trabajemos, así que ahora no puedo hacer nada”, sostuvo. “Necesito un colchón, frazada y mejorar mi casita que se cae a pedazos”, finalizó. Cerca de la casa de Domingo encontramos el caso de otro anciano acuciado por penurias de salud y económicas. Su nombre es Jacinto Ayala (72) y padece de diabetes, asma y una ceguera parcial. Además está a cargo de cinco menores. “No alcanza el dinero, por eso algunos de los chicos se van a trabajar a la chacra para que podamos comer. Entre remedios y la subsistencia de los chicos se hace muy difícil. Tomamos agua de la canilla pública y tenemos la luz prestada”, cuenta Jacinto. También es elevado el número de madres solteras que viven en el asentamiento, con varios hijos a su cargo. Una de ellas es María Librada (25), que tiene tres chicos a su cargo, Josías presenta un cuadro de desnutrición y por ello está incluido hace dos años en el programa provincial Hambre Cero. Sin embargo, la semana pasada se realizó un nuevo control que dio cuenta que no consigue recuperarse. “Jos&
amp;iacute;as entró en el Hambre Cero cuando tenía tres años. Ahí me pusieron techo de chapa en la casa, pero seguimos viviendo sin agua potable. Hoy tiene cinco años y 17 kilos, sigue desnutrido. El programa nunca me dio dinero, sólo leche, tampoco eso que dicen para comprar en la feria franca, nada, apenas la leche”, cuenta esta madre, que según afirma tampoco recibió ninguna capacitación por parte del programa. Compra y venta de terrenosNinguna de las 700 familias del barrio Chezny tiene títulos de propiedad ni permiso de ocupación. La inseguridad jurídica en ese sentido es total. Pese a ello, las transacciones informales de inmuebles, “mejoras” o terrenos son frecuentes. Según pudo indagar este diario, en el barrio hasta hace días se conseguían terrenos por entre 3.000 y 6.000 pesos, depende la zona. Algunas de las viviendas de madera siguen en venta, aunque habrá que ver qué ocurre con estas transacciones ahora que la Municipalidad de Apóstoles adquirió la totalidad de los lotes con el objetivo de regularizar la situación habitacional de las familias. “Todo aquel que puede vender lo hace para salir de acá, porque no se vive bien y la gente que llegó en los últimos años compró por muy poca plata el terreno o en algunos casos por nada”, explicó un vecino.





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