ASUNCIÓN, Paraguay (AFP-NA-Diarios Digitales). En medio de la resignación manifiesta y la tensión oculta que vive Paraguay por la destitución del presidente Fernando Lugo, su sustituto Federico Franco trató hoy de enviar un mensaje de gobernabilidad al país y la región, aunque alertó del riesgo de una “guerra civil” y no escatimó en advertencias a sus principales vecinos, Brasil y Argentina.Tras nombrar a su ministro de Hacienda, Manuel Ferreira, Franco convocó de forma repentina a la prensa extranjera congregada en la sede presidencial para defender la legitimidad de su Gobierno frente al rechazo surgido en el exterior.Al retiro de embajadores y llamada a consultas de otros por parte de buena parte de países sudamericanos se sumó ayer Cuba, mientras el Comité Permanente de la OEA se reunía para evaluar la crisis paraguaya.Pertrechado en su despacho, este político liberal de 49 años aseguró ser “el responsable de garantizar que no va a haber una guerra civil” en su país a raíz del breve y controvertido juicio político en el Parlamento que le costó el cargo a Lugo.Recalcó que en las calles paraguayas “no hay policía ni militares y la vida continúa con absoluta normalidad, con lo que su prioridad es mantener la calma”. De hecho hoy se reanuda la interrumpida liga de fútbol. “La meta es transmitir desde acá a la comunidad internacional la tranquilidad y la gobernabilidad en las calles y hacer todo el esfuerzo para demostrar que el suyo es un Gobierno absolutamente democrático”, añadió.La relación con Dilma y CristinaEn el caso de Argentina, cuya presidenta, Cristina Kirchner, fue la primera en rechazarlo y retirar a su embajador de Asunción, indicó que va a tratar de tener con la mandataria “un trato especial”. “No me va a sacar una sola palabra en contra de ella, voy a hacer todo el esfuerzo para que la señora Cristina entienda que Paraguay tiene con Argentina un compromiso claro con Yacyretá”. A la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, le pidió “que consulte con sus compatriotas” que viven en Paraguay cerca de la frontera común, conocidos como “brasiguayos” hasta medio millón según Franco, que recibió a una delegación, sobre su postura respecto a la crisis política. Lugo se pone en marchaDecidido a profundizar su estrategia para recuperar el poder , el ex presidente paraguayo Fernando Lugo armó un simbólico “gabinete en las sombras”, conformado por diez ex ministros, con la intención de fiscalizar a su sucesor, Federico Franco. Así, el país quedó con una suerte de “gobierno paralelo”, cuyo reclamo gana cada vez más apoyo regional.Sin embargo, pese al llamado a la resistencia pacífica de Lugo, Franco no detuvo la marcha de su gestión. Tomó juramento a los ministros de su gabinete y recibió el crucial respaldo de la Corte Suprema de Justicia, que rechazó un pedido de inconstitucionalidad presentado por Lugo tras el veloz juicio político en el Congreso, que terminó con su destitución el viernes pasado. Muy temprano, en forma casi paralela a la ceremonia encabezada por Franco en el Palacio Mariscal López, Lugo reafirmó sus intenciones de recuperar el poder, junto con “todas las fuerzas que quieren resistir el golpe de Estado”.“Quiero resistir hasta que recuperemos el mando. Con los ministros queremos convertirnos en fiscales, observadores y monitorear todo lo que van a hacer los nuevos ministros”, dijo el ex presidente, en una conferencia de prensa, en el local del socialista Partido País Solidario, único frente político que mantiene su apoyo a Lugo.Pero los analistas coinciden en que sus aspiraciones de regresar a la presidencia son cada vez más difíciles de concretar en lo inmediato.





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