ASUNCIÓN, Paraguay (AFP-NA). El nuevo presidente paraguayo Federico Franco dijo ayer que buscará conciliarse con sus vecinos, que cuestionan su legitimidad tras la destitución de su predecesor Fernando Lugo, mientras la jornada se desarrollaba con normalidad en la capital y el resto del país.“Para mí es una preocupación la situación actual, la situación no es fácil, reconozco que hay inconvenientes con la comunidad internacional”, dijo Franco en conferencia de prensa con medios internacionales en la sede del gobierno.El nuncio apostólico, Agustín Arietti, fue el primer diplomático que le visitó en la sede de gobierno en la mañana del sábado, poco antes de los embajadores de Estados Unidos y Alemania.“Vamos a hacer el mayor de los esfuerzos para tomar contacto con los países vecinos para tratar de ir demostrando con hechos nuestra clara vocación democrática”, agregó Franco, aunque dio a entender que no participará en la cumbre del Mercosur, convocada para el jueves y viernes próximos en Mendoza, Argentina.“Entiendo la situación que se da. No veo por qué forzar la situación. Vamos a responder en su momento”, dijo el presidente tras aclarar que su Ejecutivo no ha recibido una “invitación clara” del bloque, que integra junto a Brasil, Argentina y Uruguay. Franco especificó que un eventual bloqueo a Paraguay perjudicaría a los propios empresarios brasileños, con grandes intereses en Paraguay, país mediterráneo que mantiene la mayor parte de su intercambio (60%) con Brasil.“Los ciudadanos brasileños radicados en el país, como siempre, van a tener un trato preferencial”, aseguró, en referencia a los llamados brasiguayos, ricos agricultores que explotan las tierras más fértiles de Paraguay, en el este del país.Por su parte, el nuevo canciller paraguayo, José Félix Fernández Estigarribia, dijo en conferencia de prensa en la sede del gobierno que “formalmente no tenemos ninguna ruptura” de relaciones diplomáticas.El presidente asistió posteriormente a un oficio religioso en la catedral presidido por el nuncio Arietti. La jerarquía católica había dejado en claro su falta de apoyo antes del juicio político a su ex obispo Lugo, suspendido “ad divinis” por el Vaticano cuando se postuló a la presidencia, instándole públicamente a renunciar.TranquilidadLa capital paraguaya registraba una total normalidad. En la céntrica y comercial calle Palma la jornada transcurría como la de cualquier sábado, con locales comerciales en funcionamiento y sin evidente presencia de fuerzas de seguridad.Los paraguayos celebraron a-noche la popular fiesta de San Juan con bailes y reuniones en diversas comunidades del país, y hasta el momento no se produjeron cancelaciones. Sin embargo, las tensiones sociales que provocaron la crisis política que costó el cargo a Lugo, están latentes. José Rodríguez, líder de la Liga Nacional de Carperos, el movimiento de campesinos sin tierra que protagonizó el violento enfrentamiento de 8 días atrás en Curuguaty con un saldo de 17 muertos que desató la crisis política, llamó a sus seguidores a “permanecer movilizados” ante lo que consideró un “golpe parlamentario”.Desde la acera de enfrente, la Unión de Gremios de la Producción, que nuclea, entre otros, a los grandes productores graneleros, desactivó una movilización convocada para el lunes contra el gobierno de Lugo, en protesta por las invasiones de propiedades por campesinos sin tierra. Debate en MendozaLa Cumbre del Mercosur de la próxima semana en Mendoza (Argentina) permitirá que los Gobiernos de la región analicen su posición con respecto al nuevo Gobierno de Paraguay tras la destitución del presidente Fernando Lugo, afirmó el canciller brasileño, Antonio Patriota.La cita de los presidentes del Mercosur -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay-, que comenzará el próximo jueves y a la que acudirán otros gobernantes de Suramérica, permitirá analizar la situación de Paraguay, dijo Patriota.Se tratarán así las medidas que podrán ser adoptadas en el eventual caso en que se considere que hubo una ruptura constitucional en ese país, añadió.“Hay varias formas de manifestarse, desde la no invitación a las autoridades que tomaron poder en Paraguay a participar en cumbres, hasta el enfriamiento de los contactos en diferentes niveles”, aseguró el ministro en breves declaraciones que concedió al portal a su llegada hoy a Río de Janeiro procedente de Asunción.“Pero no quiero anticipar nada antes de que haya una coordinación más estrecha de la Unasur sobre el asunto”, agregó el canciller. Condenas, cautela y ningún apoyoEl nuevo Gobierno paraguayo del presidente Federico Franco seguía sin recibir ninguna muestra de apoyo en Latinoamérica, sino más bien quejas por la forma con la que se destituyó a Fernando Lugo y abiertas acusaciones de golpismo de Venezuela o Argentina.El proceso de destitución de Lugo duró un día: el jueves la Cámara de Diputados aprobó someterlo a juicio político y el viernes el Senado votó retirarlo de sus funciones, tras una audiencia en la que los abogados de Lugo tuvieron dos horas para presentar su alegato.Es “inaceptable lo expedito del juicio político contra el presidente constitucional y democráticamente electo”, señaló en un comunicado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ente autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), al destacar que el procedimiento “afecta la vigencia del Estado de Derecho en Paraguay”.“Es una parodia de la justicia y un atropello al Estado de Derecho remover a un presidente en 24 horas, sin garantías para defenderse”, estimó a la prensa en Washington el secretario ejecutivo de la CIDH, Santiago Canton.La primera gran cita internacional a la que debe comparecer el nuevo gobierno es la cumbre que el Mercosur, bloque que integran Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina, celebrará en la ciudad argentina de Mendoza el jueves y el viernes.El presidente Franco dijo este sábado no haber recibido una invitación “clara” del Mercosur, dando a entender que no asistirá. La anfitriona de la cita, la presidenta argentina Cristina Kirchner, dijo que “sin lugar a dudas hubo un golpe de Estado” en Paraguay, estimando que “reedita situaciones que creíamos absolutamente superadas en América del Sur”.El presidente uruguayo José Mujica se dijo “profundamente dolorido” por la des
titución de Lugo, pero prefirió esperar el regreso de su canciller Luis Almagro, que se encontraba en Asunción, para fijar posición, dijo el portavoz Diego Cánepa al diario El Observador.Brasil, en tanto, no reaccionó directamente a la destitución, aunque la presidenta Dilma Rousseff recordó que los protocolos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) prevén sanciones si hay “ruptura de orden o ruptura democrática”.Pese a que Lugo -sustituido por el vicepresidente Federico Franco trece meses antes de culminar su mandato por decisión del Congreso- acató el fallo de destitución, el presidente ecuatoriano Rafael Correa dijo la decisión de su gobierno “es no reconocer al nuevo gobierno paraguayo”.El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, advirtió también que “no reconoce a este írrito, ilegal e ilegítimo gobierno”, al igual que el boliviano Evo Morales, que avanzó que “no reconocerá un gobierno que no surja de las urnas y del mandato del pueblo”.México consideró que si bien el juicio político “se desarrolló siguiendo el procedimiento establecido en el texto constitucional paraguayo”, “no otorgó al ex presidente Lugo los espacios y tiempos para la debida defensa”, expresó la cancillería.Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, llamó a la “calma” y advirtió que “no se deben utilizar esos procedimientos legales para abusar en cierta forma del poder”.De su lado, el presidente peruano Ollanta Humala calificó la destitución de Lugo como “un revés al proceso democrático en la región”, informó la agencia oficial Andina.Costa Rica deploró la destitución de Lugo, “que muestra visos de golpe de Estado”, señaló un comunicado que cita al canciller Enrique Castillo, y expresó la disposición de conceder a Lugo “o a algún miembro de su Gabinete, si tienen a bien formular una petición” de asilo.El canciller chileno, Alfredo Moreno, afirmó que la destitución “no cumplió con los estándares mínimos del debido proceso y la legítima defensa”.Fuera de la región, Estados Unidos urgió “a todos los paraguayos a actuar pacíficamente, con calma y responsabilidad, en el espíritu de los principios democráticos paraguayos”, señaló a la AFP una portavoz del Departamento de Estado, Darla Jordan.España, por su parte, dijo defender “el pleno respeto a la institucionalidad democrática y el Estado de derecho y confía en que Paraguay, en el marco del respeto a su Constitución y a los compromisos internacionales, logre encauzar la actual crisis política, así como salvaguardar la convivencia pacífica del pueblo paraguayo”.La Unión Europea (UE), a través de un comunicado de la comisaria de Relaciones Exteriores Catherine Ashton, manifestó estar “siguiendo con preocupación los acontecimientos políticos en Paraguay” y llamó a “todos los partidos a respetar la voluntad política” del pueblo paraguayo.





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