La falta de nafta súper, que se advirtió este jueves en todas las estaciones de servicio de la provincia, debido a los bloqueos en las bocas de distribución, graficó el impacto que tuvo el paro de 72 horas lanzado el día anterior por el Sindicato de Camioneros que lidera Hugo Moyano, medida levantada anticipadamente debido al logro de un incremento salarial del 25,5% en las paritarias del sector.Pero el dirigente, en su rol de titular de la CGT, redobló la apuesta y anunció un paro con movilización a Plaza de Mayo para el miércoles próximo, en el marco del cual quemó definitivamente las naves respecto del gobierno de Cristina Kirchner al calificar a la mandataria de “soberbia” y de “creer que puede hacer lo que quiere porque sacó el 54% de los votos” y a su entorno de “mitómanos”.La bandera que levanta Moyano con más fuerza es la suba del piso del Impuesto a las Ganancias y del tope de Asignaciones Familiares, un reclamo de vieja data y que excede al gremio de camioneros, pues tiene el acompañamiento del grueso de los que están nucleados en la central obrera. En el contexto de una economía caldeada por la tendencia inflacionaria, que mantiene bajo presión constante al poder adquisitivo del salario, la demanda tiene a priori un interesante poder de convocatoria, debido a que, en el marco de un impuesto con una complicada estructuración, desde 2001 a la actualidad la tasa efectiva pasó de 1,12 a 7,62%, un notable incremento que afecta a alrededor de 1,5 millón de asalariados, privados y públicos, alcanzados por el impuesto. La inflación, el principal problema de la era K, cuyos efectos minimiza sistemáticamente el Gobierno, está en el fondo del descontento con la aplicación del Impuesto a las Ganancias, ya que las subas nominales de salarios amplían el radio de aplicación, pero la inflación, que aumenta el costo de vida, se lleva el incremento en el poder adquisitivo que justificaría la aplicación del gravamen. El gobierno, en las condiciones actuales, si accediera a la eliminación o reforma que pide el sindicalismo, dejaría de recaudar unos 3.500 millones de pesos. Impactos variadosLa convocatoria a un paro con movilización en la emblemática Plaza de Mayo, sin embargo, reconoce un complejo manojo de motivaciones, entre las que se destaca la pelea por la conducción de la CGT -que se debe dirimir el 12 de julio próximo- y no está ausente la interna del kirchnerismo en torno a las presidenciales de 2015. Sectores como la CTA de Pablo Micheli, integrada al Frente Amplio Progresista; los remanentes del peronismo anti K; el macrismo; y la oposición legislativa, que pretende juntar votos en el Congreso para tratar una reforma de la ley del Impuesto a las Ganancias, confluirán en la marcha moyanista, manifestación que no tiene precedentes en la era K.Por el momento, la demostración de fuerza de Moyano obligó a la presidenta a adelantar su regreso de la Cumbre de Río de Janeiro y atender al imprevisto estallido de tensiones, gremiales y políticas, el mayor que le toca enfrentar desde que se inició su segundo mandato, y que refleja una doble fractura, por una parte el blanqueo definitivo del pase moyanista a la oposición; y por el otro, el complicado panorama que rodea a la renovación de autoridades en la cúpula cegetista. El gobierno kirchnerista sintió evidentemente el cimbronazo que causó la jugada de Moyano, que impactó con fuerza en el escenario político, aunque no hubo una réplica de Cristina a las críticas del sindicalista; y en medios K se vivió el levantamiento anticipado del paro de 72 horas como una victoria. Las adhesiones de sindicalistas y políticos del campo opositor a la convocatoria a Plaza de Mayo deberá medirse, en los próximos días, con un mayor activismo del kirchnerismo para frenar esta inesperada disputa del poder en la calle, lanzada por un ex aliado, experto en estos menesteres.Las denuncias contra Moyano y su hijo por el bloqueo a los combustibles, acompañada de una multa de 4 millones y la apelación a la aplicación de la Ley de abastecimiento, todas medidas adoptadas por el Gobierno en medio del clima de tensión, indican que se viene un período de confrontación de intensidad difícil de prever. Más allá de la persona de Moyano, su oposición activa evoca el síndrome de aislamiento que -según varios vaticinios y advertencias- alcanzaría a la figura presidencial si se continúa alentando la política de “profundización del modelo”. El malestar causado a los automovilistas este jueves, en tanto, mostró una señal de los efectos negativos que pueden tener estas peleas de poder para la sociedad en general y para la marcha de la economía, que pasa por un momento delicado en el que lo menos que se necesita es ver a la dirigencia política echando leña, desde el poder, al fuego de la conflictividad social. Malestar con el INYMEn el escenario político provincial no se vieron repercusiones directas de la medida sindical, aunque sí algunas adhesiones aisladas de sectores gremiales, entre ellos el Frente Gremial Docente, agrupamiento que, como la mayoría de los estatales misioneros, acumula un plausible descontento contra una administración provincial que figura entre las que menos pagan a sus agentes.El trascendido sobre una compra -por la suma de unos 2 millones de pesos- de un paquete de equipamiento para las fuerzas anti motines de la Policía provincial, que habría efectuado el Ejecutivo provincial sin pasar por el requisito de una previa licitación, recibió críticas en las filas del gremialismo estatal por “dar una nueva muestra de que el Gobierno apuesta a la criminalización de la protesta social”, señaló un dirigente. También causó malestar, pero esta vez en el sector productivo yerbatero, que el INYM decidió aplicarle la multa de monto mínimo a una conocida empresa yerbatera de Santa Ana, en la que se habría detectado un importante stock de yerba no declarada. La floja actuación del Instituto hizo que el representante local de la Federación Agraria, Raúl Kosinski, y la dirigente de Apam, Rosana Argüello, coincidieran en señalar la evidente complacencia del organismo con los grandes molinos, y su falta de compromiso con los pequeños y medianos productores.Los problemas yerbateros se corrieron , en los últimos tiempos, del espacio central que ocuparan en ocasión de las desmedidas subas de los precios en góndola, pero los desequilibrios internos -hasta ahora sólo tratados con parches- no desaparecieron, como lo hizo ver un reciente relevamiento que destacó el alto porcentaje de trabajo en negro en el sector.





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