OBERÁ. La madre del menor de 11 años que fue encontrado tomando sidra durante en un recreo, el pasado jueves, en la escuela 288 de esta ciudad asumió que “es muy grave lo que pasó, por lo que estoy preocupadísima y asustadísima”, declaró ayer.“Mi hijo no ingresó a la escuela con la bebida, en el recreo, incitado por algunos compañeros que son repitentes y más grandes que él, fue a comprar”, sostuvo la madre.La progenitora explicó que “su hijo llevó dinero para comprarse algo para comer, pero salió y compró una sidra y se sentaron a tomar. Eran cuatro chicos, dicen que tomaron un trago cada uno. Una de las maestras vio que el tenía la botella entre el guardapolvo, el quería ir al baño a tirar el contenido y la botella”, agregó.La mujer defendió que su hijo “nunca hizo eso, vive en un buen ambiente sin nada de eso, ahora está haciendo terapia psicológica. Me indigna, cómo puede ser que un comerciante le venda una bebida alcohólica a una criatura con guardapolvo y en horario de clases. Cuando lo descubrieron lo llevaron a la dirección y le iban a hacer firmar el libro de convivencia y la supervisora que justo estaba ahí en la escuela lo defendió”, contó la madre.Arrepentido La madre recién ayer fue a la escuela a hablar con la directora y las docentes, porque según dijo por cuestiones laborales no pudo asistir, pero contestó una nota que le enviaron de la escuela. “El está arrepentido, cuando llegó a casa me dijo metí la pata y me contó que compró una sidra”, expresó y añadió que su hijo “sigue concurriendo normalmente a la escuela, y no recibió ninguna sanción”.Según la madre, el niño “ahora recién toma conciencia de la gravedad de sus hechos, fue como una travesura, creo que la mala junta lo llevó a esto. Estoy viendo si lo cambio de escuela, voy a hablar con el psicólogo al respecto. Es gravísimo lo que pasó, me preocupa y estoy indignada, mi hijo me contó bien como ocurrió todo”, apuntó.“Estaba con miedo”La Supervisora María del Carmen Jalil, quien casualmente estaba en la escuela el jueves cuando se halló la botella de sidra en poder del niño, adelantó que va a “investigar con profundidad el tema”. “Estuve en la escuela ese día, cuando dos maestras de sexto grado llegaron con una botella de sidra con envase de plástico al que le faltaba un poco, menos de la mitad. Hablé con él, es un niño y los mayores tenemos que contenerlo, la culpa es de los adultos. Le pregunté con quien vivía y me dijo con la abuela, me contó que él compró la bebida, que estaba arrepentido y que los demás chicos no quisieron tomar, que solo él tomo unos tragos”, dijo.Luego de hablar con el chico la supervisora lo mandó al grado. “Consideré que había que hablar con los adultos que viven con el chico. Al equipo directivo le dije lo que tenían que hacer, primero llamar a la abuela y luego convocarme y no lo hicieron, segundo le dije que vayan a hablar con el dueño del kiosco y tampoco lo hicieron. Porque hay una ley que prohíbe la venta de alcohol a menores. El tema amerita una investigación más profunda, voy a escribir lo que se hizo, y lo que no. Lo que más me interesa es que el niño esté contenido porque para eso está la escuela, esa es la misión”, manifestó.En contraposición con lo que declaró el lunes la directora de la escuela, Jalil indicó que “el chico no estaba alegre, tenia miedo, lagrimeó y todo. Eso está en el acta, y dejé las indicaciones sobre las cosas que había que hacer y no se hizo, alguien va a tener que responder por esto”, arremetió la supervisora.Finalmente afirmó que “el tema no está cerrado. Le dije a la directora que la investigación recién empieza, hay un menor que llevó una bebida alcohólica a la escuela, por eso tomé el toro por las astas y voy a actuar como corresponde, quiero que se sepa la verdad”, completó. “Yo no lo vendí”, dijo el kiosqueroPor su parte, el dueño del quiosco en cuestión, Luis Medina, también dialogó con PRIMERA EDICIÓN y desmintió haber vendido la sidra al menor, afirmó que “nos enteramos por los medios lo que pasó, no teníamos idea de esto. Voy a la escuela, a la dirección y me contaron que el nene apareció con una sidra y manifestó que la compró en el quiosco, pero no es así”.“Ese día nos dimos cuenta de que faltaba una sidra, mi señora me preguntó si vendí, le dije que no, y en el lugar faltaba una, se la habrán robado, porque sé que roban en el quiosco debido a que entran muchos niños, entre quince o veinte a la vez, pero siempre controlo que no me roben golosinas”, se defendió el comerciante. Medina alegó que “todos los días van los mismos chicos, la mayoría son caras conocidas, ellos se sirven, porque es como autoservicio. Me pareció muchas veces que me habían robado pero no estaba seguro, no esperaba que un nene se llevara una sidra. Creí que había sido otra persona”, aseguró. “Yo atiendo el quiosco a la mañana y es imposible que le haya vendido, nunca le vendemos a menores. Fueron unos chicos de otra escuela, menores de 18, a pedir que le vendamos bebidas pero les dijimos que no podíamos, alumnos de esa escuela nunca pidieron alcohol, sí gaseosas, agua, golosinas”, comentó el comerciante y añadió: “Creo que algunas veces se escapan y van a comprar. Lo que menos esperaba era que pase eso con una bebida, con golosinas, sí”.Medina afirmó que “desde la escuela nunca me avisaron, el jueves pasó eso, fui a hablar y me dejaron en claro que el problema de ellos está solucionado, se lavaron las manos”, criticó.El hombre reconoció que “la habilitación para vender bebidas alcohólicas está en trámite, igual a un menor no hay que venderle nunca”, acotó.





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