POSADAS. A tanta pena, mucha pena. La premisa partió de la fiscalía, que había pedido la máxima condena en los alegatos. Los jueces no lo dudaron y, en un fallo histórico, condenaron ayer al cura salesiano Ladislao Chomín (73) a cuatro años de prisión efectiva luego de encontrarlo culpable del delito de abuso sexual simple contra una menor de cuatro años a la que manoseó en una escuela de Apóstoles, hacia fines de 2003.La sentencia -la más dura prevista para el caso- fue dictada por los camaristas Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y Marcela Leiva minutos después de las 13 de ayer en la sala de audiencias del Tribunal Penal 1 de Posadas, donde se desarrollaron las cuatro jornadas de debate.Para el tribunal, las pruebas fueron más que suficientes y Chomín se transformó entonces en el primer sacerdote religioso en ser condenado por un delito de este tipo en la historia de Misiones.De todas maneras, debido a que supera la línea de los setenta años, el cura salesiano cumplirá arresto domiciliario en Colonia Liebig (Corrientes), adonde fue trasladado por un móvil del Servicio Penitenciario Provincial minutos después de que se conociera la sentencia.CondenadoLa jornada final del juicio se desarrolló ayer en el edificio de La Rioja al 400, donde Chomín y su abogado defensor, el doctor Gustavo Bagliani, arribaron temprano. En un breve contacto con los medios apostados en el lugar, el sacerdote volvió a declararse inocente.La tanda de alegatos comenzó cerca de las 9 y la apertura estuvo en manos del Ministerio Público Fiscal, representado en esta oportunidad por la doctora Liliana Picazo.En una exposición de aproximadamente una hora, la fiscal apoyó su estrategia en las pericias médicas, la denuncia de la madre de la víctima y el desgarrador testimonio que la menor virtió en su momento.“La niña describió la habitación con lujo de detalles. Recordó el sofá, la tela y como Chomín le sacaba la ropa interior y la manoseaba. Cómo le decía que no tenía que contarle nada a nadie porque la iban a retar y cómo le decía que era su elegida y le daba un caramelo”, detalló Picazo, quien recordó que Chomín había reconocido en la instrucción “haberla llevado dos veces a la habitación, alzarla, besarla y darle el caramelo”.Luego de rememorar punto por puntos los distintos elementos de prueba -con especial hincapié en el testimonio de peritos forenses que dieron por cierto el abuso-, Picazo fue contundente y pidió la pena de cuatro años de prisión efectiva con la detención inmediata del cura. “Lamento que la Justicia haya sido tan benigna. No tenemos dudas de que Ladislao Chomín abusó de la niña y le produjo un daño irreparable. Por eso, pedimos la condena más severa para este tipo penal, no merece otra cosa que lo máximo. A tanta pena, mucha pena”, esbozó la fiscal.A su turno, el abogado defensor volvió contra el procedimiento que desembocó en el debate y dijo que “se violó el derecho de defensa a través de una serie de errores que se cometieron con el afán de llegar rápido al juicio”. Bagliani argumentó que “pese a que fue requerido, el médico que examinó a la víctima nunca compareció”, agregó que la realización de la Cámara Gesell “fue demasiado tarde y la interpretación de la psicóloga debió ser impugnada, porque no se menciona el supuesto abuso”, y sostuvo con dureza que uno de los testigos clave del caso incurrió en “falso testimonio, quizás porque es amigo de la denunciante”.El defensor argumentó, además, que para él “es raro que un supuesto pedófilo que encima también se dedicaba a la fotografía no tenga imágenes pornográficas”, y añadió que, pese a los dichos de otros testigos, jamás hubo otra denuncia por abuso contra Chomín.“No quedan pruebas que fundamenten la acusación, es sólo la palabra de la menor contra la de mi defendido”, finalizó Bagliani, antes de solicitarle a los jueces la absolución de culpa y cargo para el sacerdote por el beneficio de la duda.Después de los alegatos, hubo un cuarto intermedio y el tribunal se retiró a deliberar. En menos de media hora, los jueces regresaron y dictaron la sentencia de cuatro años de prisión efectiva que el condenado, por su edad, deberá cumplir en su casa de Colonia Liebig. En ese preciso momento, los padres de la víctima se quebraron y explotaron en un mar de lágrimas.Varios minutos después, Chomín fue trasladado a Colonia Liebig por un móvil del SPP. Allí permanecerá encerrado después de ser hallado culpable de manosear a la menor en la habitación que ocupaba mientras se desempeñaba en una escuela religiosa de Apóstoles -donde también atendía el kiosco- en los últimos meses de 2003. Así lo dictaminó la Justicia, que finalmente dio por cerrado el caso. “Estamos conformes, nos reventó la vida”“Estamos conformes, porque nos reventó la vida”, dijo ayer tras conocer la sentencia la madre de la pequeña víctima, cuya identidad permanece en reserva por expreso pedido suyo, para evitar identificar a la menor de edad.La mujer agradeció a la fiscal Liliana Picazo y a su equipo y recordó que “todo el mundo nos dio la espalda, pero las criaturas nunca mienten. En estas cosas, nunca mienten”, repitió emocionada la progenitora.“Es la máxima condena, lo máximo que se podía hacer. Nos reventó la vida”, sentenció la mujer antes de agradecer a los medios y alejarse del Tribunal Penal 1 caminando.Tanto la madre como el padre de la niña brindaron su testimonio en el juicio y, además, estuvieron presentes en las cuatro jornadas en las que se ventiló el caso.Ayer, en el último día, lloraron al escuchar una vez más el hecho y quebraron el silencio con un grito de desahogo al conocerse el fallo.





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