OBERÁ. Un estudiante que asiste a sexto grado en la Escuela 288 de esta ciudad llevó una botella de sidra a la institución escondida en un paquete de chizitos y fue descubierto cuando se encontraba bebiendo, aparentemente, junto a sus compañeros.De acuerdo a lo que confirmaron desde la escuela, el niño habría comprado la bebida alcohólica en un kiosco que está en proximidades de la casa de estudios.Así las cosas, el problema es doblemente grave, no solamente por el hecho de que un niño lleve alcohol a para ingerir en la escuela, sino que existió un comerciante que vendió la bebida a un menor cuando está expresamente prohibido.Por el hecho no hubo intervención policial, porque de acuerdo a lo que sostuvo al directora del establecimiento, Marta Kornieczuk “es una cuestión interna de la escuela que la abordamos nosotros”.En declaraciones a la emisora El Aire de Integración, la directora reconoció el hecho y narró que “el jueves (14 de junio) en el turno mañana se acercan a la Dirección dos docentes con un paquete de chizitos y dentro de él una botella de sidra. Trajimos al niño a la dirección para charlar y que nos cuente cómo fueron los hechos y nos dijo que la adquirió en el kiosko de enfrente, ya había tomado un poco y la verdad se lo veía un poco alegre al niño”, describió.Ante la situación, la directora, junto a los docentes, conversó con el niño y “llegamos al acuerdo de que ese tipo de elementos no debe llevarse a la escuela y no los debe ingerir porque hace mal a la salud y eso fue todo”, explicó Kornieczuk.Trabajo de prevenciónLa directora de la Escuela 288 sostuvo que “todas la docentes están trabajando mucho para prevenir el consumo de bebidas alcohólicas, drogas y otras adicciones. También tenemos la oportunidad de contar con personal de la Municipalidad (de Oberá) que en reiteradas oportunidades viene a la escuela para dar charlas, o sea, se trabaja para que los chicos aprendan a cuidar su cuerpo y su vida y de esta manera puedan estudiar sin problemas”.De acuerdo a lo que precisó Marta Kornieczuk, “el niño había ingresado (en el horario de entrada) con la bebida, no salió en horario de clase, y se lo detectó enseguida, evitando que sigan tomando entre ellos. Hablamos con el chico y le hicimos ver que no corresponde el consumo a esta edad. La abuela se comprometió a controlarlo”.Por la situación se labró un acta como corresponde en estos casos. “Espero que nunca más ocurran hechos desagradables como este, nos sorprendió la actitud del niño”, expresó la directora.




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