POSADAS. Horas después de que el caso saliera a la luz, un cabo de la Policía de Misiones fue detenido en investigación del robo de ocho pistolas calibre 11.25 que habían desaparecido de la Escuela de Cadetes de la fuerza provincial.Así lo confirmaron fuentes cercanas a la investigación del caso, que aseguraron que el efectivo policial fue apresado tras comprobarse que tenía fuertes vínculos con un pescador de Nemesio Parma, en cuya casa la Justicia encontró una cantidad importante de proyectiles de ese calibre y un pistolón reformado con un cañón 11.25, entre otras armas y elementos de interés.Tanto el cabo como el pescador fueron detenidos y se encuentran a disposición del magistrado José Alberto López, al frente del Juzgado de Instrucción 7 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas.Un arsenal “propio”El caso fue una primicia de PRIMERA EDICIÓN y se conoció el pasado miércoles 6 de junio, cuando trascendió que ocho pistolas calibre 11.25 que se encontraban en la armería de la Escuela de Cadetes de la Policía de Misiones habían desaparecido misteriosamente.Las armas formaban parte de un lote rotulado como “en desuso” y se utilizaban para prácticas técnicas y no de tiro, aunque sus partes pueden ser utilizadas para refaccionar otro tipo de pistolas, lo que se transforma en un verdadero riesgo.La desaparición de las pistolas fue constatada a finales de mayo y, desde ese momento, López ordenó una extensa investigación que alcanzó un primer resultado positivo en la mañana del último viernes.Las líneas investigativas llevaron a la Justicia a una vivienda semi-rural emplazada en Nemesio Parma, al oeste de Posadas y a orillas del río Paraná.A ese lugar arribó el viernes el propio juez, en compañía de efectivos de la Dirección de Investigaciones y del director de la Escuela de Cadetes, comisario René González.Con la presencia de testigos, las autoridades procedieron a allanar el inmueble, en donde se toparon con numerosas pruebas más que trascendentes para la causa: unos setenta proyectiles 11.25, unas treinta vainas servidas, un pistolón de manufactura casera que había sido transformado y que tenía “instalado” un cañón de ese calibre y cuatro cargadores vacíos que pertenecerían a la Escuela de Cadetes. También se secuestró un revólver .32, una escopeta de doble caño y cartuchos del calibre .12.En pleno trabajo de los investigadores, arribó a la escena y por río el dueño de casa , quien no pudo acreditar de manera fehaciente el origen del arsenal que tenía en su poder. Fue detenido de inmediato por los uniformados en averiguación del hecho y quedó a disposición del juez.Luego de varias horas, el magistrado y los policías llevaron adelante otros dos allanamientos en viviendas de los barrios San Lucas y Mini City, al sur de Posadas.En uno de esos procedimientos, los efectivos debieron detener por orden de la Justicia a un colega. Se trata de un cabo con prestaciones de servicio en la Dirección de Logística, hermano del “armero” de la Escuela de Cadetes, quien tendría fuertes vínculos con el pescador detenido en un principio.Según las sospechas de los detectives, ese suboficial -de unos treinta años- sería quien proveyó de armas y municiones al dueño de la vivienda de Nemesio Parma, en una maniobra viciada de ilegalidad y corrupción, si es que finalmente se comprueba.En tanto, fuentes de confianza informaron que también fue demorado en las últimas horas el encargado de la polémica armería. Permaneció en ese estado por algunas horas, hasta que López ordenó su liberación, supeditado a la causa, ya que la Justicia no tiene elementos de valor contra él.Anoche, al cierre de esta edición, las autoridades continuaban armando el rompecabezas que parecía acercarlos un poco más al esclarecimiento del hecho. El pescador, también demorado por caza ilegalTan curiosa como sorprendente fue la llegada del dueño de la casa donde se secuestraron los elementos que ahora investiga la Justicia en relación con el robo de armas de la Escuela de Cadetes.Bajo el alias de “Polaquito” y con sus 42 años a cuestas, el pescador arribó en mitad del allanamiento, quizás sorprendido por la presencia policial que asediaba su tranquila y alejada vivienda.Lo hizo en una embarcación y por el río Paraná. Apenas tocó tierra, las autoridades no tardaron en comentarle lo que sucedía. Y en detenerlo, y no sólo por el hallazgo de proyectiles y armas que el pescador no pudo justificar.Cuando los policías se acercaron al bote, descubrieron que el “Polaquito” llevaba casi un centenar de especies de pescado, una actividad con determinadas regulaciones que el apresado, al menos en lo que respecta a algunas, no cumpliría.Sin embargo, eso no fue todo. Es que en la embarcación las autoridades también encontraron dos carpinchos faenados recientemente y dos crías de ese mismo animal que se hallaban en una bolsa.Debido a que por ley está prohibida la caza de esta especie, las autoridades presentes dieron curso de acción a agentes del Ministerio de Ecología, quienes llevaron adelante los trámites de infracción correspondientes.Así, el pescador cerró una jornada que no olvidará fácilmente: fue detenido en minutos y deberá responder por la presencia de los proyectiles, pero también por las especies que cazaba.





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