POSADAS. El crudo relato de la violencia en la que vivía inmerso un niño de cuatro años quedó reflejado ayer ante la Justicia, después de que la propia víctima declarara en Cámara Gesell y contara parte de los maltratos que sufría.En los minutos en que duró el procedimiento, el menor de edad alcanzó a relatar cómo su padrastro, de 22 años, le propinaba innumerables maltratos en medio de una cruel violencia.Sin embargo, cuando con sus dichos se acercaba al día en que recibió la paliza que lo dejó al borde de la muerte, repentinamente se quebraba y estallaba en llanto, quizás recordando aquella pesadilla que le tocó vivir.Las fuentes confirmaron que los profesionales psicopedagogos intentaron una y otra vez recomenzar el trabajo, pero el niño siempre se quebró en el mismo punto, por lo que el procedimiento debió suspenderse.Un portavoz cercano a la investigación reveló que el relato del horror fue tan cruento que hasta la psicopedagoga encargada de llevar adelante la Cámara Gesell debió detener el procedimiento para secarse las lágrimas.El hecho causó conmoción en la sociedad misionera y trascendió el lunes 21 de mayo, cuando fue publicado por PRIMERA EDICIÓN.El día anterior, médicos del Hospital de Pediatría de Posadas informaron a la Policía que un menor de cuatro años había arribado al nosocomio en estado desesperante, con señales de haber sido golpeado salvajemente.De inmediato, el magistrado José López, al frente del Juzgado de Instrucción 7 de Posadas, inició una profunda investigación que derivó en la detención del padrastro del niño.Al parecer, el joven maltrataba constantemente al menor de edad porque le generaba “celos”, ya que era hijo de una relación anterior que había tenido su actual pareja.Pocas horas después, efectivos de la Unidad Regional X se dirigieron hacia el Santa Inés, donde se escondía el sospechoso, y lo detuvieron. Días después, López ordenó que también sea detenida la madre del niño. Ambos permanecen a disposición de la Justicia, que investiga el episodio.Así se llegó al corolario de una extensa serie de golpizas propinadas por el detenido en su casa del barrio Santa Clara II.




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