POSADAS. Se ubica todos los días en la vereda de la catedral de esta capital para ofrecer sus productos a cambio de una colaboración. “No quiero mendigar”, indicó Gladys Ocampo ante la consulta de PRIMERA EDICIÓN, que se acercó hasta las escaleras de la iglesia para conversar con ella. Contó que desde hace muchos años padece de cáncer de pulmón y que en los últimos meses perdió el riñón derecho a causa de un tumor y también tiene comprometido el izquierdo. “Esa es la razón por la que vendo los rosarios y decenarios”, contó la mujer de 56 años y añadió que llega al centro posadeño todos los días desde la zona rural de Garupá. “Hago rosarios con semillas y los entrego a cambio de una colaboración, no quiero mendigar ni pedir que me regalen las cosas, por eso es que fabrico los rosarios, para poder obsequiarlos a todas las personas que colaboran”, indicó Gladys y aseveró: “Mis pulmones están mal, pero mis manos no”. “Cada tanto vengo a este lugar para vender mis productos, porque me falta dinero para completar el tratamiento, que aunque es gratis siempre hay otros costos que pagar. Además, yo me atiendo en Buenos Aires, porque es más rápido y hay una mejor atención”, manifestó la luchadora, que hace unos pocos meses que cobra una pensión. “Eso también me lo tramitaron en Buenos Aires, ya que acá nunca me salió. Y mientras me encontraba allá decidí iniciar de nuevo los trámites y a los pocos meses cobré mi primera plata, que no es mucho, pero me ayuda bastante”, señaló Ocampo. Ayuda espiritualLa mujer comentó que “en la calle se ve de todo. Por este lugar (señala la catedral) pasan muchísimas personas y todas son distintas, hay algunas que ayudan, pero otras solamente miran con desprecio. Yo tengo ganas de vivir y esa es la única razón por la que hago los rosarios”. Gladys afirmó que hace un par de años falleció su hermano, que era el sostén de su tratamiento. Ella recibe en forma gratuita el tratamiento convencional con químicos, pero como no notó mejoras en su salud, aceptó la invitación de un pariente de acercarse a la medicina alternativa. “Eso no lo cubre la obra social. Son gotas y ampollas caras, pero me han hecho muy bien. Antes no me podía ni levantar y ahora me siento mucho mejor”, comentó Gladys. Afirmó que estos medicamentos los compra en Corrientes y “cada caja cuesta 480 pesos y yo uso dos por mes para levantar las defensas”. La mujer se mueve en una silla de ruedas y usa cargas de oxígeno para cubrir su insuficiencia respiratoria. “Me apoyo en Dios para seguir viviendo”, cerró.





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