ELDORADO. Cuatro hombres acusados de un doble homicidio horrendo, perpetrado a sangre fría y con ferocidad extrema, fueron absueltos ayer por una falla procesal. Así, los crímenes del teniente de la Policía bonaerense Carlos Alberto Varela y de su esposa, Marcela Agüero, perpetrados el 8 de junio 2009, quedaron impunes.El fallo absolutorio, apoyado en el beneficio de la duda, se conoció ayer en el Tribunal Penal 1 de Eldorado, presidido por la camarista Lyda Gallardo, secundada por su par Atilio León y la camarista civil Sofía Kleinbielen.Así, José Francisco Duarte, domiciliado en Wanda, y los ciudadanos paraguayos Adriano Jiménez Morales, Carlos Rojas y su padre Juan Rojas Centurión regresaron a la libertad.Los jueces declararon la nulidad del video donde tres de los cuatro imputados confesaron el doble homicidio y a partir de él, todo lo actuado en materia probatoria.Para ellos, esa confesión en imágenes fue obtenida bajo tormentos y desde allí para adelante la causa quedó bajo un manto de sospechas.Excluido el video y el resto de los elementos que derivaron de él, los magistrados consideraron que las pruebas sobrevivientes a esa ‘contaminación’ no eran suficientes para alcanzar una resolución condenatoria.De allí que fallaron por la absolución por el beneficio de la duda de los cuatro acusados, quienes recuperaron la libertad de inmediato en los estrados judiciales.La resolución abrió las puertas a la polémica. El mismísimo fiscal de Cámara, Federico José Rodríguez, catalogó la misma como “descabellada” y adelantó que recurrirá en casación a la próxima instancia.El funcionario indicó, en una charla mantenida con este diario, que la existencia del video no contaminaba el resto del andamiaje probatorio. “Si se sacaba el video, había un torrente de pruebas en contra de los acusados que demostraba su culpabilidad. Es un disparate jurídico”, indicó.Y agregó, a manera de ejemplo, que había más de sesenta pruebas contra los imputados, producidas antes de la aparición del video.Rodríguez mencionó, entre otras, la confesión que los tres paraguayos efectuaron en su declaración indagatoria en sede judicial durante la etapa de instrucción; el reconocimiento que hicieron de las armas que les habría dado Duarte; y el revólver calibre 32 que secuestró la Policía en la casa de este último, del que habrían salido algunos de los disparos que acabó con las víctimas.Más allá de la polémica que desató el video, clave a la postre para la decisión adoptada por la terna de magistrados, lo grave realmente es que un doble homicidio horripilante, que conmocionó en su momento a la provincia, haya quedado impune.Y lo peor de todo es que sucedió por un yerro procesal y no por la carencia de pruebas en contra de los imputados.Y como dijo una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN, si esto se revoca en casación, “sería más fácil determinar la identidad de ‘Jack, el destripador’ que ubicar a los paraguayos” que ayer quedaron en libertad. Varela y su esposa fueron cruelmente asesinados el 8 de junio de 2009 en un cámping situado en las afueras de Wanda. La autopsia estableció que fueron baleados y como aún respiraban, lo ejecutaron a cuchilladas.La mujer, por ejemplo, recibió tres disparos en el rostro y una decena de cuchilladas en distintas partes del cuerpo. Una nulidad que derivó en impunidadLa nulidad de la prueba del video en que tres de los cuatro imputados confiesan el doble homicidio derivó en impunidad.Para el Tribunal, esa confesión fue obtenida bajo tormentos y todas las pruebas producidas a posteriori, de certeza o no, quedaron bajo un manto de sospechas, desde el punto de vista de la garantía del debido proceso.En otras palabras, para los jueces, el video contaminó el resto del andamiaje probatorio y tumbó la causa. Por eso resolvió la absolución por el beneficio de la duda.





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