POSADAS (Diarios digitales). En México todos despiden a su Nobel que no fue. Al escritor y diplomático Carlos Fuentes, voz de la conciencia de todo un país, falleció ayer en un hospital de la Ciudad de México a los 83 años.Con él muere un referente de la literatura en español y un símbolo del México contemporáneo, 50 años después de la publicación de dos de sus obras más celebradas: Aura y La Muerte de Artemio Cruz.“Lamento profundamente el fallecimiento de nuestro querido y admirado Carlos Fuentes, escritor y mexicano universal”, escribió el presidente de México, Felipe Calderón, en su cuenta de Twitter.Fue en esta red social donde primero resonó su muerte, ironía para un escritor que, según bromeaba, se había quedado anclado en el fax.Un viaje que no se realizóEl renombrado escritor mexicano Carlos Fuentes tenía previsto visitar este año el Perú y ser condecorado como Profesor Honoris Causa por la Universidad Nacional de San Marcos, señaló hoy una fuente académica de la decana de América.El jefe del Equipo de Investigación de la Casa de la Literatura Peruana (Caslit) y profesor de literatura de la Universidad de San Marcos, Agustín Prado Alvarado, dijo que el propio Fuentes había adelantado su planeada visita a Lima a su amigo peruano, el novelista y crítico Julio Ortega.Prado señaló que la relación de Fuentes con el Perú no es sólo por su amistad con Ortega y el Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, sino que el padre del escritor mexicano fue embajador de su país en el Perú.“Creo que fue de las figuras más sólidas de la literatura latinoamericana porque tiene una producción muy basta y porque es un ensayista que ha reflexionado sobre la cultura latinoamericana y México, además de ser uno de los acuñadores del término boom latinoamericano”, resaltó al hablar sobre Carlos Fuentes.Sostuvo que “a diferencia de Octavio Paz –otro gran ensayista–, Fuentes utilizó el ensayo de una manera muy amplia para abarcar diversos temas”.El investigador peruano destacó las obras de Fuentes, como La región más transparente (1958) y La muerte de Artemio Cruz (1962), donde trabajó en la modernización de las técnicas narrativas y planteó temas tan complejos como la sociedad mexicana y la revolución mexicana”.Una vida activaFuentes se mantenía activo a pesar de su avanzada edad, trabajando en su último libro, un relato de sus memorias de juventud que tenía pendiente desde hace años. Y recibiendo a sus invitados en su hogar de San Jeronimo Lidice, en Ciudad de México, donde residía con su esposa, la periodista Silvia Lemus. Por allí habían pasado amigos como el escritor colombiano Gabriel García Márquez o el mexicano Carlos Monsiváis, fallecido en 2010. En el salón de esta casa de piedra típicamente mexicana, entre las estanterías de madera llenas de libros, se sentó hace unos meses con BBC Mundo para hablar sobre México, los candidatos a la presidencia o la legalización de las drogas, de la que era un convencido defensor. En las estanterías, fotos del escritor con el Rey de España, François Miterrand y sus dos hijos Carlos y Natasha, fallecidos en 1999 y 2005 respectivamente.Fuentes fue padre además de otra hija, Cecilia, fruto de su primer matrimonio, con la actriz Rita Macedo.Su romance eterno con Buenos Aires Hace pocas semanas Carlos Fuentes volvió a Buenos Aires para la edición 38 de la Feria del Libro. Estuvo en la ciudad donde pasó buena parte de su adolescencia, donde se enamoró, escuchó sus primeros tangos de la orquesta de Aníbal Troilo y óperas en el Teatro Colón, leyó cuanto libro pudo de Jorge Luis Borges e incluso, las calles porteñas, fueron la inspiración para su novela “Instinto de Inez”.“Crecí viajando y es inevitable que aparezca en mi novela. Mis padres eran diplomáticos del servicio exterior mexicano, conocí muchas partes del mundo y nunca sabes qué parte de la vida se va a convertir en ficción”, dijo hace diez años.En una entrevista reciente que salió publicada en el diario El País de España, Fuentes contó que llegó a Buenos Aires en 1943 junto a su madre y a su padre, Rafael Fuentes Boettiger, por ese entonces consejero de la embajada de México.“En la escuela se daba una educación fascista. Y le dije a mi padre: ‘Mira, yo vengo de la escuela pública de Washington, no soporto esto’. Y me dijo: ‘Tienes toda la razón, tienes 15 años, dedícate a pasear’. Y eso hice”, rememoró.Sobre su última visita, la que lo volvió a reencontrar con su público argentino, Fuentes dijo sobre Buenos Aires: “Ha cambiado muy poco, es una ciudad idéntica a sí misma. Era una ciudad que se hizo en el gran auge ganadero y agrícola, desde Sarmiento (1811-1888) hasta 1940. Pero están las mismas grandes avenidas, los mismos grandes hoteles”. Destacó a su vez que “era una aldea en 1820 y dio un gran salto y se convirtió en Buenos Aires, que era la ciudad más atractiva, más moderna de América Latina. En esos años los argentinos despreciaban mucho al resto de América Latina: los brasileños eran macacos, los mexicanos éramos pistoleros. Y ahora ya somos iguales todos”, remató Fuentes hace pocos días. Los últimos premios que recibió en España fueron el Premio Formentor de las Letras 2011 y el Premio Internacional Fundación Cristóbal Gabarrón de las Letras el mismo año. Unas horas antes de su muerte, Carlos Fuentes fue nombrado hoy doctor “honoris causa” por la Universidad española de las Islas Baleares.Fue uno de los integrantes centrales del Boom, junto con Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar… También integrará la larga lista de autores merecedores del Premio Nobel que no recibieron ese máximo galardón.





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