POSADAS. “¡Maestra, maestra! ¡Me saqué nueve en la prueba, maestra!”. Corriendo por la calle de tierra, Francisco (9) llegó al predio de la Asociación Civil Rayito de Vida de Santa Rita, Posadas. Agitado, trotó hasta la mesa de madera donde Rosana Morínigo, la maestra, ayudaba a Brisa (9) y Mariela (9) con sus tareas de Ciencias Naturales. “¡Maestra, nos tomaron divisiones y me salieron todas bien!” le dijo acercándole la hoja de carpeta que esa mañana su maestra de la Escuela 796 le había entregado.Una sola sonrisa de Rosana resumió la profunda satisfacción. “Es que se notan los cambios”, dijo después a PRIMERA EDICIÓN. “Muchos chicos vienen con grandes dificultades para leer, para multiplicar y con él (por Francisco) estuvimos practicando, le enseñé las tablas de multiplicar y de a poquito ejercitó hasta que entendió y también aprendió a dividir y los resultados se ven”, agregó señalando la prueba del niño.Ricardo Paredes, secretario de la asociación, destacó que la idea es “complementar la enseñanza que los niños reciben en los colegios y es también una actividad de integración, porque por ahí muchos chicos tienen facilidad para aprender, pero su autoestima en la soledad de la casa no es tan potenciada”.Para evitar el abandono escolar Las clases de ayuda escolar son gratuitas y concurren unos 45 chicos de entre cinco y doce años, de los barrios Santa Rita, El Palomar e incluso de Villa Cabello. El boca en boca entre los niños y sus padres fue la herramienta principal de difusión, que es como se conocen la mayoría de las actividades que realiza la ONG. Muchos de los niños no pueden concurrir a todas las reuniones para reforzar su aprendizaje, ya que salen a vender chipas y otras mercaderías junto a sus padres o abuelos. “A veces me da pena, porque sé que ellos quieren venir a aprender, pero no siempre pueden porque hay días en que tienen que ir con los padres a vender cosas”, dijo Rosana. La docente trabaja hace dos años y lo hace completamente ad honórem. Aprender entre todos“Hay chicos que van a sexto o séptimo grado y ellos que ya saben más cosas, les explican a los más chicos, los que recién empiezan la escuela y están en primero o segundo”, destacó la maestra. Algunos de los niños son hermanitos o compañeros de escuela, es decir, se conocen entre todos y este es un factor que la maestra aprovecha oportunamente para desarrollar las actividades, que no sólo pasan por el cuaderno: “Para motivarlos hacemos juegos, algunas canciones, o utilizamos los libros que han donado a la asociación y así de a poquito vamos trabajando y aprendiendo”, dijo Rosana. Y destacó la importancia de tener libros en “la bibliotequita”, “porque los chicos pueden elegir el que les parece y es una forma de aproximarse a la lectura, porque también tienen dificultades, algunos es como que le tienen miedo a los libros, pero de a poco van mejorando la lectura”.El corazón del barrioLa Asociación Civil Rayito de Vida funciona hace tres años y desde agosto de 2011 lo hace en el predio de avenida Chacabuco casi Jauretche (a tres cuadras del predio donde funciona la feria franca). Es una esquina que hace las veces de patio, estacionamiento, canchita de fútbol, espacio para la ayuda escolar y festivales comunitarios. En un rincón tiene una huerta donde en pocos días ofrecerán un taller de huertas familiares. “Las actividades de la asociación giran en torno al microcrédito -que congrega a 400 emprendedores- del Banco Popular de la Buena Fe -con fondos de Desarrollo Social de la Nación- y el Consorcio de Gestión Local Zona Sur -de la cartera homónima en Misiones- a eso le sumamos un trabajo social integral con familias de barrios aledaños.





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