Murió Rosana Vera. Tenía 38 años. Hace siete días dejó todo para salvar la vida de su hijo Ismael, de cinco. No pudo. Ayer quizás decidió partir junto a él. Su cuerpo pasó a una mejor vida porque su alma, en realidad, lo hizo hace una semana. Este miércoles, desde el hospital Escuela Ramón Madariaga, se informó la lamentable noticia.Las primeras pericias determinaron que la tragedia se desató a partir de una falla en el sistema eléctrico. El pequeño de cinco años, llamado Ismael Fontora, jamás salió, no pudo escapar del poder devastador de las llamas.Rosana Vera, desde ese momento, luchó por sobrevivir en el sector de Quemados graves del hospital Escuela Ramón Madariaga. Tenía un motivo; su esposo Guillermo Fontora, de 44 años, y la hija de ambos, de sólo once, habían sobrevivido a la desgracia. Sin embargo, ayer, desde el centro de atención médica informaron de su deceso.El incendio, desatado el pasado día 23, se cobró la vida de dos personas: Rosana Vera y su pequeño hijo.El informe médico determinó que esta mujer presentaba severas heridas, quemaduras tipo AB en el 30% del cuerpo, provocadas por el poder abrasivo del fuego. Sin embargo, la mayor preocupación de los médicos estaba, justamente, en las lesiones que sufrió en las vías aéreas respiratorias. Lamentablemente, pese al enorme esfuerzo de los profesionales de la salud, no se pudo torcer el destino drástico de esta mujer.Aún no se dieron a conocer las conclusiones de los expertos del cuerpo de Bomberos que realizaron las pericias en el escenario del siniestro, pero los resultados parciales indicaron que el fuego se habría originado en el habitación donde dormía el nene de cinco años y desde allí, se ramificó rápidamente al resto del inmueble.El luctuoso episodio se produjo el 23 del mes pasado, en la vivienda familiar ubicada sobre la avenida Zapiola, entre Tambor de Tacuarí y Centenario. Guillermo Fontora evolucionó y pasó a una sala común. Su hija, de once años, por fortuna se encuentra fuera de peligro, como se informó en su momento. Pero enfrente tiene ahora una lucha tanto o más ardua: seguir adelante pese a una historia que quedará marcada para siempre en su historial. De allí que el respaldo y la contención que pueda recibir de profesionales en la materia resulte trascendental.





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