POSADAS. Sin mucho para hacer, personal de la Dirección de Gerontología dependiente del Ministerio de Salud Pública, tomó la denuncia telefónica de un anónimo sobre dos geriátricos que no contaban con la habilitación correspondiente y se acercó hasta los lugares que el denunciante había dicho: así fue como se encontraron con otras dos casas de retiro que se suman a la lista de aquellas que no cuentan con todo lo reglamentado por ley para funcionar en la actividad.Ya PRIMERA EDICIÓN había hecho pública las escalofriantes estadísticas sobre la situación de las casas donde viven los abuelos misioneros: de los 43 geriátricos relevados en toda la provincia por la Dirección, sólo 9 están habilitados, 3 están cerrados, 2 se encuentran en proceso de habilitación y 29 no tienen la habilitación necesaria para estar abiertos, de ellos 26 ni siquiera presentaron la documentación requerida por ley. Sin embargo, como una broma cruel, no pueden ser clausurados porque “¿adónde los metemos a los viejos?”, reconoció Leandro Mierez, doctor y titular de la dirección. Además, ni Gerontología ni el Ministerio de Salud Pública tienen la potestad para clausurar estos lugares o denunciarlos por la situación en la que se encuentran, por el contrario: deben cumplir sólo con, una vez reconocidos, entregarles una carpeta con todo lo que especifica la ley y los requisitos necesarios que deben presentar para alcanzar la habilitación para funcionar. Carpeta que, con los números a la vista, es evidente que se archivan y olvidan.Con estos dos nuevos geriátricos en el radar de la Dirección de Gerontología, llegan a 45 las casas de retiro relevadas y el número de aquellos sin habilitación alcanza a los 31. Personal de la Dirección de Gerontología llegó, tras una denuncia telefónica, al barrio Las Rosas de Posadas donde se encontraron con una vivienda donde la dueña aseguró tener un “emprendimiento familiar” a través del cual, cuidaba abuelos. Ese no es el problema, lo conflictivo aparece cuando se encontraron con cómo lo hace. La señora construyó una vivienda precaria al lado de la suya. La misma es un galpón de material con dos habitaciones, una cocina y un baño. El piso aún es de tierra y no está nivelado. En una de las habitaciones hay cinco camas amontonadas y, fuentes de la Dirección de Gerontología presumen que en la otra habitación estarían las tres camas restantes: en esa situación viven ocho abuelos. La separación de las mismas es de una sábana que oficia de pared. “El lugar no reúne las condiciones edilicias para la habilitación, lo que es evidente a simple vista, ni siquiera hace falta entrar al lugar”, indicó una de las trabajadoras de la Dirección a PRIMERA EDICIÓN.La situación de este lugar viola puntos importantes de la Ley XIX Nº 41 cuyo artículo 7 especifica las condiciones de la planta física: “Las estructuras de la planta física serán de materiales firmes y resistentes. No podrán utilizarse como dormitorios: altillos, sótanos, garajes, galpones, corredores o living”. En otro apartado aclara que “los pisos deberán ser de material fácilmente lavable y antideslizante, no admitiéndose desniveles en un mismo ambiente”. “Muchas veces los familiares de los abuelos son cómplices de la situación”, advirtió Mierez. El otro geriátrico denunciado apareció en el barrio Kennedy de esta localidad, pero en esta ocasión el que respondió a la puerta no permitió el ingreso del personal de la Dirección. “Si no tenemos una orden, es muy probable que no nos dejen pasar y mucho más que entregarles la documentación que deben presentar no podemos hacer. Volveremos a ir en un tiempo, no podemos dejar pasar mucho porque los abuelos están en riesgo, pero no depende de nosotros”. El capítulo V de la Ley, en su artículo 13 indica que cuando se encuentran con un geriátrico que “si se constata algún incumplimiento, se labrará un acta y se instrumentará el procedimiento administrativo pertinente, poniendo el hecho en conocimiento de la autoridad municipal”.Cuando son detectados estos geriátricos dicen ser “emprendimientos familiares”, pero esa figura no los exime de cumplir con todo lo que exige la ley. En su gran mayoría no tienen el plantel mínimo de personal que corresponde, porque “para conformar un establecimiento geriátrico, todos deben garantizar un equipo interdisciplinario que conste de un médico (quien tendrá a su cargo la dirección médica), un licenciado en trabajo social, un licenciado en terapia ocupacional o docente en tecnología, un nutricionista, un psicólogo y un kinesiólogo o fisioterapeuta, además de un enfermero (uno cada diez adultos mayores autoválidos u ocho semidependientes o cinco dependientes), como un cuidador, auxiliar o asistente en gerontología (uno por cada cinco adultos mayores)”, según indica la ley que regula la actividad encargada de cuidar a los abuelos misioneros.





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