Grandes moles de cemento opacan la miseria y falta de desarrollo de los cuantiosos barrios que se extienden a un lado y otro de la ruta nacional 12 y de la provincial 105. Un municipio de primera que a pesar de ser el cuarto de la provincia en cantidad de habitantes (más de 70 mil), sigue jugando en segunda.Los lugareños no piden mucho, pero en lo más mínimo, como es la puesta en condiciones de las calles de tierra, hay desinterés, desidia. Y a pesar de las constantes protestas, las quejas caen en “saco roto”. Dirigentes políticos que buscan llegar a la intendencia y que “caminan” estos espacios desde hace varios meses, coinciden en que a diferencia de otros municipios, en Garupá hizo falta gestionar fondos y tocar las puertas de organismos a fin que concreten las obras necesarias.VEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN PAPEL DEL DOMINGO 13 DE SEPTIEMBRE





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