“Nuestro anhelo es que la capilla esté siempre llenísima”, auguró el presidente del consejo económico de la capilla Divino Niño Jesús, Rogelio Dowojak, a escasas horas de celebrarse la fiesta patronal que año a año congrega a multitudes en el predio de la chacra 240. Hace más de diez años la devoción al Divino Niño fue traída desde Colombia por Paulo Giménez, un sacerdote muy querido que por aquel entonces se desempeñaba en la parroquia San Alberto Magno, comunidad a la que pertenece la capilla en la que también se venera a la Virgen María Desatanudos.“Es así que ahora somos capilla y Centro de Devoción del Divino Niño”, explicó Dowojak, que desde aquel entonces y con un sólido grupo de trabajo, encara diversas actividades para culminar las obras. “Cuando se empezaron a oficiar las misas, ese lugar era campo. La gente iba con sus sillones, sus sillas, pero fue creciendo y hoy es una capilla grande y moderna que está prácticamente terminada”, recordó, orgulloso del camino recorrido.Trabajan a destajo en los preparativos y las expectativas son grandes porque con lo recaudado en las ventas del domingo pretenden construir los campanarios y las torres. Hace poco, levantaron dos salas de catequesis con capacidad para albergar a treinta chicos cada una. Pero como son alrededor de 150 los chicos que asisten, el sábado por la tarde concurren los de primer año de comunión y primero de confirmación; y el domingo, el segundo año de comunión y segundo de confirmación. También edificaron una cocina nueva, con ventanales, porque consideran que estos espacios “son los motorcitos que se mueven para seguir construyendo, de allí se sacan los fondos con la venta de empanadas, pizzas, pollos”. Allí también se elabora el chocolate que se convida a los chicos durante la fiesta del Divino Niño que se hace cada primer domingo del mes: a las 17 en invierno y a las 18 en verano. La capilla, que es la primera del litoral, se amplió e igualmente sigue quedando chica por la cantidad de feligreses que llegan desde el interior de Misiones, de Corrientes y la gran Posadas. Y este progreso “es para nosotros algo hermoso porque siempre luchamos para que sea cada vez más lindo. Los que trabajamos sabíamos que íbamos a llegar porque la meta era esa. Terminamos en un 80%. Quedan las cúpulas y las torres donde va el campanario. Es lo que nos propondremos luego de la fiesta patronal. Todo lo que se recaude en ventas del domingo y de una rifa que se puso a la venta, utilizaremos para culminar la construcción”, dijo Dowojak, al tiempo que citó la colocación del cielorraso de yeso, las puertas de blindex y los pisos de porcelanato, entre otros.Destacó la tarea que desarrolla el sacerdote Estanislao Novak junto al vicario Gustavo Raffa. “La comunidad crece porque el párroco está siempre presente. Lo mismo sucede en el aspecto espiritual”, dijo, y destacó la tarea que realizan los matrimonios guías, los catequistas, los que brindan las charlas prebautismales y prematrimoniales, los grupos de liturgia, de oración, de encuentros bíblicos que los viernes por la noche enseñan a usar la biblia y a interpretarla, el grupo de devoción a la Divina Misericordia, la Legión de María, el grupo de Pastoral de la Salud y Cáritas.Bicicleteada y fiestaHoy a las 14.30 se realizará una bicicleteada. Estará conformada particularmente por chicos y saldrá desde la parroquia San Alberto Magno. Algunos irán en bicicleta, los más pequeños en triciclo y otros, caminando. Al llegar, en un espacio verde situado frente a la capilla, los “bajitos” serán recibidos con juegos, peloteros, payasos, golosinas, facturas, producto de las donaciones, además del chocolate que prepararán los efectivos del Ejército Argentino, que llegará con sus cocinas portátiles, debido a la cantidad de las raciones.Mañana a las 8 saldrá la procesión desde la parroquia y a las 10 se oficiará la misa central. Luego habrá venta de asado, pollo, empanadas. A las 17 habrá misa de cierre y agradecimiento.





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