Existen cientos de dietas en los medios de comunicación desde hace ya mucho tiempo. La dieta de la luna, la dieta de la manzana, la de los líquidos, la detox, la de la avena, la dieta de la bella durmiente, entre otras tantas
pero, ¿cuán eficaces son? La respuesta es cero. Analicemos el por qué…
Si lo pensamos un poco, todas las dietas mágicas tienen algo en común: cada una de ellas se enfoca en el consumo de un solo alimento o en una sola actividad como objetivo principal, asegurando resultados mágicos, con una pérdida de peso fácil, sana y natural. Lo cierto es que el único alimento perfecto, diseñado naturalmente, es la leche materna, pero lo es para un determinado período de nuestras vidas y luego se vuelve insuficiente.
El cuerpo humano sano necesita alimentos de todo tipo y no solo estamos hablando de frutas y verduras, huevo, carne y leche; esto incluye también al chocolate, al helado y a todos los alimentos que más nos gustan, porque uno de los objetivos de la alimentación saludable es el sentimiento de bienestar, tanto externo como interno y si el chocolate nos hace sentir bien, entonces está perfectamente permitido, siempre y cuando seamos conscientes de las porciones.
¿Qué pasa entonces con estas dietas? Son populares porque los primeros días se pierden muchos kilos y ese es su principal enganche. Pero son de muy baja calidad y extremadamente hipocalóricas: es muy esperable perder peso si lo único que se consume son manzanas o líquidos; el problema viene cuando se abandona la dieta (que sin dudas se abandonará, porque nadie vive mucho tiempo solamente de manzanas) y volvemos a comer normal.
Tengamos en cuenta que el cuerpo humano es una máquina preparada desde hace miles de años para ser ahorrador de energía: cuando el aporte de calorías es escaso, el metabolismo baja, gastando menos calorías y subiendo los índices de ansiedad, razón por la cual sentimos más apetito y menos control al comer (sobre todo con aquellos alimentos que veníamos evitando), resultando en atracones y descontrol con la comida y entrando en un círculo vicioso muy difícil de parar.
Recordemos que, como dice la Dra. Mónica Katz en su Método No Dieta, las deudas de hambre se pagan siempre con comida. Consultemos a los profesionales del tema antes de empezar cualquier dieta por cuenta propia y seamos críticos a la hora de leer lo que vemos en las redes.
Colaboración de
María Romina Reckziegel
Licenciada en Nutrición
MP 291
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