Así lo afirmó Fabricio Ballarini, neurocientífico e investigador del CONICET, que disertará en el Congreso. Pidió legislar a partir de evidencias científicas y no a partir de creencias porque a la larga generan un problema grave.
El reconocido neurocientífico argentino Fabricio Ballarini conversó con PRIMERA EDICIÓN sobre, quizá, una de las polémicas que más divide al país: la despenalización del aborto; y pidió que, como sociedad, exijamos políticas basadas en la ciencia, porque si estas cuestiones son analizadas a partir de algunas creencias, a la larga, generan un grave problema.
Ballarini es uno de los especialistas que están invitados al Congreso nacional, en calidad de investigador del CONICET, para hablar ante los legisladores que deberán votar si aceptan o no que el proyecto de ley Interrupción Voluntaria del Embarazo se trate en el recinto.
Mi visión no tiene que ver con una opinión personal, sino que me baso en lo que la ciencia evidencia, en lo que la ciencia sabe -hasta el momento- sobre el aborto a través de la toma de datos en el mundo, sostuvo el neurocientífico durante una larga charla telefónica con este Diario.
Recordó Ballarini que recientemente se han publicado investigaciones en revistas científicas muy importantes, como Lancet, una de las más prestigiosas del mundo, que cuenta con institutos de investigación de mucha importancia científica y con la Organización Mundial de la Salud, como avales. Es decir, no son investigaciones hechas de forma aislada con lo cual se debería prestar atención y creerles, porque son muy serios, aseguró Ballarini.
Lo que cuentan estas investigaciones es que hay una muy marcada diferencia entre los países donde el aborto es legal y los países donde no lo es. Básicamente, las publicaciones hacen foco en que los países donde el aborto es legal tienen tasas bajas y que la tendencia, además, también va en baja porque las mujeres o bien las parejas deciden abortar menos. En cambio, donde el aborto es ilegal (como el nuestro), en su mayoría se trata de países pobres. Allí la tendencia a los abortos se sostiene alta. La legalidad o no del aborto no implica que las mujeres dejen de abortar, o dicho de otra manera, la penalización del aborto no impide su práctica.
En cuanto a educación sexual, el investigador del CONICET puso de relieve que nadie en el mundo desea estar en una situación de tener que decidir si se practica un aborto o no, por lo cual como Estado o ciudadanos, lo que tenemos que hacer es llegar a prevenir la mayor cantidad de embarazos no deseados. En países primermundistas, donde el aborto el legal sus índices son mucho más bajos que los nuestros, porque tienen una educación sexual absolutamente distinta. Hasta hace muy poco, las escuelas argentinas estaban obligadas a informar a los padres, y a tener su autorización, cuando se iban a dar actividades relacionadas con educación sexual lo cual en 2018 es ridículo porque los chicos tienen acceso a información sexual, sea educación o no, a un click de distancia gracias a Internet.
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