Así lo afirmó la directora de la Escuela 746 de Puerto Iguazú, Eustacia González. Lo dijo en el marco del reclamo por el inicio de las obras de la institución, las que “nunca empezaron”. Las que arrancaron en 2017 son para el Nivel Inicial, que pasó a ser NENI por lo que ya no depende de la 746.
Queremos volver a nuestra casa. Este es el principal reclamo de toda la comunidad educativa de la Escuela 746 de esta ciudad que hace ya casi tres años debió abandonar su edificio propio porque no era seguro para docentes y alumnos. Después de mucho pedir por el inicio de las obras, en 2017 comenzaron pero solo en el Nivel Inicial que, para colmo, pasó a ser un Núcleo Educativo de Nivel Inicial (NENI) por lo que ya ni siquiera depende de la 746. Nunca iniciaron las obras de la escuela primaria, dijo su directora, Eustacia González, a PRIMERA EDICIÓN.
El año pasado arrancó un inicio de obra pero es del Nivel Inicial y como se nuclearon ya no dependen de mí, remarcó la directora. Se enteraron este último miércoles cuando fueron a ver las obras y se dieron cuenta que el arreglo era para las cuatro aulas que, en algún momento, fueron el Nivel Inicial de la institución.
Hoy -por el miércoles- tomé conciencia de que la obra de la 746 no empezó nunca, dijo González. Ésto despertó la indignación de toda la comunidad educativa. Nos preocupa porque viene la ministra de Educación, Ivonne Aquino, inaugura una cosa, otra cosa, pero nunca la 746 que debería ser prioridad máxima porque es la única escuela que no tiene edificio, insistió.
Lo peor de todo es que lo tienen, solo que no es seguro para quienes concurren a estudiar y a trabajar todos los días. Es por eso que deben repararlo. Hay un proyecto aprobado y la construcción le corresponde al Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA). Cuando uno pregunta, porque nos hemos reunido con el arquitecto Arcadio Meaurio, el argumento es que no inician o avanzan las obras porque no hay dinero. Eso no es respuesta para una provincia que enarbola a la educación como primera medida, insistió la directora.
Tanto González, como padres, docentes y alumnos, está cansada. El año pasado me acerqué a hablar con el doctor Longarzo, funcionario del Ministerio de Educación. Ahí surge un conflicto, porque cuando me acerco me derivaron al IPRODHA, pero yo dependo del Ministerio y son ellos quienes deben darme respuestas. Acá hay una comunidad con muchas familias que están atentos a esta situación. Ya cansan y si miramos los diarios de la provincia vamos a ver más o menos diez notas indicando que hay un inicio de obra que nunca se produjo. Entonces estamos faltando a la verdad, alguien miente. Obviamente no soy yo, yo necesito volver a mi casa, remarcó.
Un viejo reclamo
El edificio original de la 746 está situado en el populoso barrio de IPRODHA Ignacio Biaru. Fue construido por ese organismo provincial hace tres décadas. Quienes iban todos los días a la escuela comenzaron a notar que el edificio no estaba en su mejor condición y necesitaba reparaciones. Se venía abajo, dijo la directora.
Ante la falta de respuestas, la comunidad educativa contrató a un arquitecto privado que se acercó a analizar el estado edilicio. Fue él quien documentó que no se podía estar más en ese viejo edificio, que corríamos riesgos, aseguró González.
Entonces, en agosto de 2015, la escuela se mudó al viejo edificio de la Escuela 615, a dos kilómetros de su institución original. Sería por un año, hasta que terminaran las obras que recién comenzaron en 2017.
Como nunca arrancó la obra yo dije que no íbamos a seguir ahí y que el Estado resuelva el tema de los chicos. Entonces vino la ministra en persona y nos ubicó en la Escuela 615 nueva, un edificio de dos plantas ocupada por una escuela de frontera con jornada completa. Nos dieron el primer piso con siete aulas, y nada más. Yo comparto dirección con la directora de la escuela de adultos que por amable me cedió un espacio, señaló González. Todas estas idas y venidas hicieron que la institución pierda casi el 50% de su matrícula: en la actualidad tienen 266 alumnos, cuando llegaron a tener 580.
Estamos incómodos, porque estamos encajonados en un espacio pequeño, aseguró González y, además, su estadía en la Escuela 615 generó otros inconvenientes porque hace dos años la 615 ha perdido su modalidad de jornada completa, dividieron los turnos en dos y eso es grave. Los padres están inquietos por eso. Ellos dieron un plazo perentorio para que ésto empiece, pero nadie da respuesta a nadie, agregó.
La 746 es una escuela fantasma con alumnos reales, dijo González quien aseguró que continuará su pedido porque a este reclamo hay que mantenerlo vivo porque la escuela existe, nos quieren dejar invisibles pero existimos y queremos volver a nuestra casa.
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