Juan Augusto Pérez – Posadas (Misiones)
Señora Directora: Otra vez los maestros se ven obligados a retrazar el inicio del ciclo lectivo ante la tozudez de las autoridades educativas que se niegan a reconocer sus reclamos salariales. Para ello usan los más absurdos argumentos como el de la gobernadora María Eugenia Vidal que afirma que los docentes no perderán poder adquisitivo en sus sueldos.
Emula así al diputado macrista que semanas atrás fue más lejos cuando dijo que los jubilados van a perder plata porque les den un poco menos, pero que sin embargo conservarán el poder adquisitivo de sus haberes.
Además, mientras se beneficia a las grandes empresas con condonaciones, subsidios extraordinarios, eliminación de retenciones o baja de gravámenes, la inflación sigue desbocada producto de una constante suba de tarifas en los servicios públicos, tan esenciales como la electricidad, el gas, las naftas y el transporte. La lógica consecuencia es el traslado de estos mayores costos al precio de los alimentos y de otros productos de uso diario.
Entiendo que es muy diferente el impacto de un congelamiento del salario de algún funcionario o legislador cercano a los 100 mil pesos mensuales (y superior) que a lo que recibe alguien que gana entre 5 y 10 veces menos.
Si los chicos pierden clases y su formación se ve resentida es por responsabilidad de esos gobernantes que de los docentes que solo buscan llegar a fin de mes.
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