Tienen 29 y 62 años. Fueron imputados por homicidio simple y trasladados a la cárcel de Eldorado. Se sospecha que ultimaron a Luis Alberto Mieres (28) a golpes de azada.
A fines del 2017, el cuerpo de Luis Alberto Mieres (28) apareció en una letrina. De acuerdo a la necropsia, el joven fue asesinado a golpes de azada, entre el 14 o 16 de octubre en la localidad de Andresito. Dos hombres de 29 y 62 años, quedaron formalmente acusados de la muerte del trabajador rural.
El juez Martín Brites, titular del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, dictó la prisión preventiva para los acusados. Los imputó y los dejó a un paso del juicio oral, por el delito de homicidio simple. Es decir que podrían recibir una pena de entre ocho a 25 años en caso de ser hallados culpables.
La confesión
La principal hipótesis de los investigadores indica que Mieres y los dos sospechosos compartieron varias jornadas de trabajo en la chacra de Paraje El Verde, donde fue hallado el cadáver.
Todo apunta a que una discusión entre la víctima y los detenidos derivó en un pleito físico que acabó con la muerte de Mieres, quien posteriormente fue arrojado entre los desechos humanos con el objetivo de ocultar el hecho.
Todo comenzó el sábado 14 de octubre, Mieres se presentó junto a otro joven, de 29 años, y un hombre de 62 para trabajar en la tarefa.
El propietario del campo contrató al trío y se marchó. Cuando regresó, unos dos días después, Mieres ya no estaba. De acuerdo a los investigadores, los otros dos trabajadores manifestaron que simplemente se había marchado. A la semana el dueño volvió. Ya no había nadie. Pasaron unos quince días sin mayores novedades, hasta que uno de los involucrados decidió hablar.
Quizás la conciencia le jugó en contra. O tal vez fue un intento de despedida. Lo cierto es que el sospechoso decidió llamar a su expareja y contarle lo que había hecho.
Me mandé una macana, le habría dicho a la mujer. Luego le indicó que no volvería a verlo, ya que cruzaría el río San Antonio hacia Brasil.
Una llamada clave
No trascendió si fue esa mujer quien decidió llamar al hermano de la víctima o si esa comunicación provino de su entorno. Lo cierto es que, alertado por el hecho, la familia de Mieres inició una búsqueda que finalizó con el hallazgo del cadáver.
Bajo órdenes del juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Secretaría 2 del doctor Gustavo Recalde, efectivos policiales rescataron el cuerpo de la letrina en la que apareció y lo trasladaron a la Morgue judicial.
El informe del médico forense constató fractura de cráneo, provocada aparentemente por golpes de azada, herramienta utilizada para desmalezar los cultivos. Por esa razón, en la escena se incautaron dos azadas.
Aquella pesquisa permitió identificar a los sospechosos, quienes fueron apresados antes de intentar escapar al Brasil.
Los dos se ocultaban en la localidad de San Antonio, a 65 kilómetros de Comandante Andresito, donde finalmente fueron detenidos, a escasos metros de suelo brasilero.
Ahora, permanecen alojados en la Unidad Penal 3 de Eldorado.





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