En el sendero del Yoga es el esfuerzo consciente por lograr la unión con la Consciencia Superior.
El domingo pasado comenzamos a leer los comentarios del Maestro Iyengar sobre el Niyama, segundo paso del sendero del Yoga que comprende cinco normas para la disciplina individual, de las cuales hemos compartido la primera referida a la pureza (Sauca). Continuando esta lectura vacacional, vamos al segundo Niyama: Santosha, que significa contento, contentamiento o satisfacción. El cultivo de esta actitud individual procura sosiego y plenitud, que son estados de la mente, porque vemos que las diferencias entre los hombres pueden surgir por razones de etnia, credo, opinión, riqueza y saber; estas discordias producen conflictos que distraen y confunden, por lo que una mente descontenta no puede concentrarse ni alcanzar la uni-direccionalidad (ekagra) y se ve privada de paz. Hay contento y sosiego cuando la llama del espíritu no oscila con el viento del deseo y la razón se mueve en un nivel superior.
El tercer Niyama es Tapas, que comporta actitudes como la autodisciplina y la austeridad en el esfuerzo tras una meta y en la vida cotidiana. Toda la ciencia de edificación del carácter puede considerarse como una práctica de Tapas. En el sendero del Yoga es el esfuerzo consciente por lograr la unión con la Consciencia Superior, desechando los deseos que se interponen en el camino hacia ese objetivo que convierte la vida en pura e iluminada.
Existen tres modalidades de Tapas: la que se refiere al cuerpo (kayika), a la palabra (vachika) y a la mente (manasika). Son Tapas del cuerpo la continencia y la no violencia. Son Tapas de la palabra el uso de vocablos que no ofendan, decir la verdad sin temor a las consecuencias para uno mismo y no hablar mal de los demás. Es Tapas de la mente el cultivo de una actitud que nos mantiene serenos y equilibrados en medio de alegrías y pesares, sin perder el autocontrol. También es Tapas el trabajo efectuado sin miras egoístas, guiado por el firme convencimiento de que nada se mueve sin la Voluntad Divina. Mediante Tapas el yogui desarrolla fortaleza de cuerpo, mente y carácter; adquiere valor y sabiduría así como integridad, rectitud y sencillez.
Como vemos, en el cultivo de estos valores universales no se impone el rigor sino una sana y pacífica disciplina que beneficia al individuo y se proyecta constructivamente a su entorno. Y otra vez la sincronicidad ubica nuestra lectura vacacional de hoy en una tradicional celebración, como es el inicio de un nuevo año, en medio de un panorama de noticias que evidencia lo mucho que aún le falta evolucionar a nuestra sociedad.
El cuarto Niyama es Svadhyaya y viene a aportar su valiosa luz a nuestras inquietudes: Sva significa sí-mismo y adhyaya es estudio o educación, considerando la educación como la extracción de lo mejor que hay dentro de una persona. Svadhyaya significa, pues, la educación del sí-mismo, donde el practicante lee su propio libro de la vida, al tiempo que lo escribe y lo revisa, mientras se efectúa un cambio en su enfoque de la vida porque empieza a comprender que la energía que lo mueve es la misma que mueve el Universo entero. Y porque el conocimiento pone fin a la ignorancia, este Niyama considera importante el hábito de la lectura y también el estudio de los libros sagrados de todo el mundo, porque facilitan que el practicante aprecie mejor su propia fe y comprenda la naturaleza de su alma, pueda concentrarse, resolver las dificultades cotidianas y hacer una vida saludable, feliz y pacífica.
Esto nos conduce al quinto Niyama: Isvara Pranidhana, que es la dedicación al Señor de nuestras acciones y nuestra voluntad. Quien sabe que toda la Creación pertenece al Señor no se engreirá ni se embriagará de poder; no se rebajará por intereses egoístas y su cabeza sólo se inclinará en veneración. Entonces, cuando desaparecen los sentimientos del yo y lo mío, vaciada la mente de deseos de complacencia personal, es que el alma individual ha completado su crecimiento. Sabiendo que las acciones reflejan la personalidad mejor que las palabras, el yogui ha aprendido el arte de dedicar todas sus acciones al Señor, y así ellas pueden reflejar la divinidad que reside en su interior.
Y aquí y ahora completamos la lectura del basamento ético de la práctica del Yoga en los comentarios del Maestro Iyengar. Que la profunda sabiduría de esta filosofía imperecedera nos inspire para transitar el año que se inicia. ¡Feliz y próspero 2018! Namasté.
Colabora
Ana Laborde
Profesora de Yoga
Tel. 4430623
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