En esta época de replantearnos actitudes, hechos y planificar mejor el nuevo año, te invito a que repasemos prioridades.
Vos: mirarte, escucharte y sobre todo enfocarte en cómo querés estar y sentirte.
Cuando Dios vino al mundo no lo hizo en una carroza anunciando a viva voz un plan de salvación, lo hizo a través de la humildad, de un niño que necesitaba una familia para sus cuidados básicos y su crecimiento físico y espiritual, y luego de 30 años comenzó su ministerio.
En cada momento de su vida manifestó la necesidad básica de contar con sus padres, la experiencia del día a día, meditación, prudencia, el análisis y luego la acción y la constancia. Pese a la adversidad y las pruebas llegó a la meta deseada, la oportunidad de brindarnos la salvación.
No necesitamos otro ejemplo para cumplir nuestras metas, pero ¿cuáles son a esta altura de nuestra vida?
Cada persona con sus características del momento debe amoldarse y replantearse objetivos claros. No es lo mismo a los 30 que a los 80, pero sí debe ser lo mismo tener un objetivo en la vida. Cumplir un propósito. Nuestra edad cronológica puede mejorar en calidad de vida, siempre y cuando nos tomemos el tiempo para ubicarnos en nosotros y reevaluar metas y objetivos. Lo que más me duele escuchar en la consulta es: y bueno, ya hice todo, ya estoy vieja, es normal que me sienta así, son achaques de la edad.
Nuestro cuerpo debe exigirse a estar bien con conciencia plena de lo que hacemos, la solución no está en la cantidad de médicos especialistas que visitamos, no en las pastillas que tomamos, ni si estamos solos o acompañados, si tenemos mucho o poco dinero, la solución está en organizarnos, escucharnos, analizarnos, fijar objetivos y cumplirlos.
No poner excusas de estar triste porque estás solo, cuando a su alrededor hay gente que sería feliz con su visita. Ni cansado todo el día, ni ya con tantos años que no sirvo para nada.
Arriba con la actitud de ver nuestro día constructivo.
La estabilidad emocional se consigue ayudándonos con estos puntos, tal vez podremos necesitar una pastilla, pero sentarnos a planificar es lo que sugiero. En primer lugar preguntándome ¿cómo estoy hoy?, ¿cuáles son mis circunstancias actuales?, ¿cómo puedo mejorar?
Hay necesidades físicas básicas como la oxigenación cerebral y neurotransmisores que decaen con el paso del tiempo, pero hay solución a través de ejercicios y suplementos que permiten ayudar a centrarnos. Nuestro cerebro necesita un plan y a veces simples rutinas como la elongación matutina y la dosis de neurotransmisores nos dan el gran empujón para despertar y vivir con plenitud.
Todos deberíamos intentar la rutina de agradecer a Dios la vida despertando cada célula de nuestro cuerpo con un sentimiento de alegría y placer. Tomar agua, consumir un desayuno saludable y ponernos a trabajar en nosotros y para el resto con una actitud positiva.
Te invito a escucharte, valorarte y mimarte. Dios no pretende personas que sobrevivan con hastío, dolores y achaques sino triunfadores que pueden encontrar el agradecimiento, la fortaleza y plenitud.
Que tu año esté colmado de proyectos para vos y los que te rodean, que te llenen de gozo.
¡Feliz fin 2017 y próspero 2018!
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMO
Av. Tambor de Tacuarí 3328
Tel: 0376 4423184-
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