Es rica la metáfora que usa la Dra. Jean Shinoda-Bolen, analista junguiana, sobre las tres edades o etapas en la vida de la mujer: lo relaciona con las tres fases lunares, creciente, llena y menguante; con los tres rostros de la diosa antigua, doncella, madre y anciana; y las tres fases biológicas, menarquía, menstruación y menopausia. Cabe también la analogía con una obra de teatro de tres actos, en la que los adultos mayores estaríamos en el tercer acto, al cual le sigue,–inevitablemente–, la bajada del telón al finalizar la obra.
Cabe preguntarse ¿cómo será ese tercer acto? A veces las personas llegan a la vejez luego de una vida con muchas experiencias amargas, con una mochila de negatividad. Pero el cambio siempre es posible porque somos seres adaptativos. Luego de una crisis de salud, profesional o familiar se puede tomar la decisión de vivir de otra manera, relacionarse de otra forma, de cambiarse los lentes de ver la realidad. Aun en edades avanzadas podemos volvernos atrevidas y osar pensar distinto, tener otras formas de comportarnos, con el resultado final de que los sentimientos también cambian. Una vejez vivida con atrevimiento y autoestima alta es garantía de longevidad, sin victimizaciones ni enfermedad, ò sufrimientos inútiles, sino con amor, confianza y buen humor.
¿Qué actividades eligen las menguantes osadas? Todo lo que haga de ese tercer acto algo digno de ser experimentado, por ejemplo: reflexionar sobre las etapas vividas para darse cuenta en qué punto del presente se está y cómo a cada puerta cerrada le siguió una abierta; disfrutar de la propia compañía en soledad sin tener la obligación de agradar a nadie; decidir abrir el corazón a muchas personas a través de una tarea solidaria; usar el tiempo para leer y aprender lo que le interesa; expresar la creatividad con alguna disciplina artística; o tal vez, ser activista por los derechos humanos o los derechos de los animales. Y que no te importe si te califican como rara porque no encajas con el estereotipo de anciana.
El tercer acto del teatro de la vida puede ser un tiempo rico y movilizador, lleno de energía y vitalidad, y en ese estado nos debería encontrar la caída del último telón, para que la muerte nos encuentre vivos.
Colabora
Hilda Gonzalez
Experta en Cocina
Vegetariana-Vegana
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