La nicotina ha sido siempre acusada de volver opaca la piel, de acentuar las arrugas en los labios y en los párpados. Cuando concurren al gabinete preguntan frecuentemente si el tabaco es malo para la piel mientras se miran al espejo y se buscan sus arruguitas, pero se olvidan del cambio de color, de las arrugas en las mejillas, del color amarillento que toma la piel, etc.
Partamos de la concepción de que fumar disminuye los beneficios de los tratamientos de belleza, además algunas manifestaciones cutáneas debidas al tabaquismo observamos corrientemente como dedos y uñas amarillentas, pigmentación en las encías entre otras. Por otra parte, el consumo de tabaco perturba la microcirculación cutánea provocando el aumento de una hormona responsable de la reducción de la perfusión cutánea.
La disminución de la microcirculación es más acusada cuando la inhalación del humo se hace después de un período de abstinencia. Por otra parte podría producirse una alteración del sistema inmunológico de la piel así como en cualquier otra parte del organismo en los fumadores, acentuando los trastornos inmunitarios de la mucosa bucal y los debidos a las exposiciones al sol.
Nuestra tarea en la Estética es de docencia, a fin de que nuestras pacientes fumadoras limiten o acaben con el consumo del tabaco, advirtiéndoles de todos los estragos que causa la nicotina en los vasos sanguíneos y las vísceras, y las consecuencias nefastas en la piel. Por eso persuadimos a nuestras pacientes, hablándoles de las arrugas que sobrevendrán
Colabora
Elena Cacerez
Echevarria
Esteticista.
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