El 20 de octubre pasado se dio la primera condena a prisión perpetua por un caso de grooming y femicidio: Jonathan Luna fue condenado por engañar a través de Facebook a Micaela Ortega, haciéndose pasar por una niña para que ella saliera de su casa. Cuando la chica de 12 años llegó al lugar de encuentro con su “amiga” virtual se encontró con Luna, quien la raptó e intentó violarla, pero como no pudo, la asesinó. El cuerpo de Micaela fue encontrado al cabo de un mes en un descampado en Bahía Blanca.Entonces, en el nuevo vocabulario que imponen las redes sociales, el más preocupante es “grooming”: así se define al acoso sexual virtual a niños, niñas y adolescentes. El “groomer” es quien utiliza los diferentes mecanismos que tiene a mano a través de las redes sociales con la intención de nutrirse de material pornográfico, sensible y luego extorsionar a los chicos para obtener más material. Para generar conciencia sobre esta problemática, desde 2014 funciona la ONG Grooming Argentina, que trabaja en la prevención y detección temprana. “Es la nueva modalidad de abuso sexual infantil”, señaló su director, Hernán Navarro, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. “Esta nueva modalidad trae como novedad la penetración de las tecnologías de información y comunicación en la vida de los chicos. Estamos muy preocupados por lo que está pasando”. Navarro explicó que hay dos tipos de “groomer”: uno de ellos puede estar involucrado en alguna red de pornografía infantil por lo que genera material para ello; el otro es aquel con una estructura sexual perversa que busca satisfacerse con este tipo de actividades. “El nerviosismo al recibir un mensaje en cualquier dispositivo, estar conectados hasta altas horas de la noche, la baja en el rendimiento escolar y las fluctuaciones en el humor” son algunas de las señales para detectar a los niños que están siendo víctimas. Aunque Navarro aclaró que no hay que perder de vista el proceso biológico del adolescente. “Los padres son los primeros que saben interpretar si a su hijo le está pasando algo o está pidiendo ayuda”. La gravedad de esta problemática reside en que está relacionada con la intimidad de los chicos “y los pibes no van a hablar con los padres acerca de esto, por eso es fundamental estar alertas y revalorizar y reforzar la cultura del diálogo”. El rol de los padresSon los niños y adolescentes los que manejan los dispositivos tecnológicos y las redes sociales con mayor facilidad. En cambio, es un mundo en el que los padres no ingresan con tanta facilidad. “Me parece que hay que poner en relieve la desinformación del mundo adulto”, indicó Navarro y agregó que “los chicos son nativos de la tecnología y no ven los peligros a los que se someten, no porque no quieran sino porque no pueden”. Además, “el padre no está al tanto de la vida on line que lleva un pibe y los chicos no hablan con sus padres. Es muy raro que uno cuente que está siendo víctima de grooming. Fueron muy poquitos casos que tuvimos, por lo general son los pibes los que denuncian porque se sienten acorralados o si lo hace el padre es porque se encontró una tablet sin contraseña o un dispositivo abierto. Vemos un cortocircuito en la comunicación entre el mundo adulto y los pibes”.Navarro consideró que esto no tiene que volverse un control que invada la privacidad de los chicos. “Mantenemos que supervisar el uso de las redes sociales de los chicos no es sinónimo de invadir la privacidad”. Tal es la postura que la ONG baja a los padres, porque “abogamos por el acompañamiento y la supervisión, no que se involucren en la tecnología, porque desde lo técnico nunca los van a alcanzar porque los pibes son adolescentes y mientras más estamos encima, peor va a ser”.Además, según Navarro, no sirve retirarle todos los dispositivos tecnológicos porque “el pibe de algún lado se va a conectar”. Hacia una ciudadanía digital responsableDesde Grooming Argentina abogan por una ciudadanía digital responsable. “No queremos chicos huérfanos digitales. Tenemos que nutrirnos de pautas y de normas intrafamiliares que realmente regulen la dinámica de una familia en relación a los entornos digitales de los pibes”. En ese sentido remarcó que, por ejemplo, “un niño de 13 años no tiene la facultad de hacerse cargo de un perfil en una red social. Facebook establece que para tener un perfil hay que tener 13 años. A los menores de 13 hay que construirles un perfil desde la mentira. Un padre que miente, ¿con qué autoridad moral le pide después al pibe que no mienta en relación a lo que hace o lo que deja de hacer en los entornos digitales?”, se preguntó. En el marco de construcción de esta ciudadanía digital responsable, Navarro indicó que “vamos a tener que alfabetizar digitalmente a los pibes pero también a los adultos”, y remarcó que esto no quiere decir que los padres deben tener redes sociales desde las cuales “espíen” a sus hijos. “Vamos por la supervisión, no por el control. Vamos por el monitoreo progresivo. Acompañar a los chicos significa preguntarles qué redes sociales utilizan, qué mecanismos y medidas de seguridad utilizan, tener un diálogo fluido”. Para acentuar esto, Navarro indicó que “el software de control parental más sofisticado es el diálogo. Revalorizar el diálogo en el marco intrafamiliar, que los padres adopten medidas y herramientas para que no sea un factor externo el que regule qué conductas sí y qué conductas no, sino educarlos para que sean ellos los que se den cuenta de qué sí y qué no”.Con respecto a ésto, Navarro señaló que tenemos que “empezar a hablar de estas cuestiones porque cada vez van a ser más los casos”, pero indicó que hay un eje en la problemática sobre el que todavía se debe trabajar: el rol del Estado. “Hace mucho tiempo pedimos al Estado nacional la incorporación de una política pública que no solo nos dé datos duros sino que también nos haga pensar en una campaña nacional de concientización para advertir a los pibes. Nosotros lanzamos la campaña ‘Familias Conectadas’ a través de la cual buscamos achicar la brecha digital dándole herramientas al adulto, cambiar esa óptica, porque no pueden ser los pibes los que eduquen a los padres en relación a las tecnologías”.El grooming, un delitoEl grooming es delito en la Argentina desde 2013. El artículo 131 de la ley 26.904 indica que “será penado con prisión de seis meses a cuatro años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”. Pero desde Grooming Argentina mantienen una postura crítica con r
especto a la norma por considerarla “ambigua” y “subjetiva desde el punto de vista de aplicación penal”. Si bien Navarro destaca el reconocimiento de la legislación con respecto a los nuevos flagelos y tendencias, “tenemos que ir hacia una norma que dé una protección real a los pibes, porque la norma, tal cual como está redactada, no sirve”.Navarro explicó que para denunciar al perfil que realiza el acoso, hay que presentarse en una comisaría o fiscalía. “A diferencia de los delitos contra la integridad sexual, el grooming es el único delito de acción pública. Esto habilita que la Policía monitoree chats y un montón de cuestiones que son desconocidas entre los efectores y los actores, por eso hay que denunciar rápidamente” y no bloquear el perfil en la red social, porque “hacemos que nuestro hijo no sufra más de este tipo de acoso, pero estos perversos no tienen en su haber solamente una víctima, con lo cual, si no denunciamos, no vamos a llegar adonde tenemos que llegar que es a dar con el perfil físico de esta persona”. Tampoco sirve hacer la denuncia a la red social “porque solo haremos que le bajen el perfil, nada más. Facebook no va a dictar la acción penal en este sentido. Por eso es importantísimo denunciar”.Para ello, Grooming Argentina tiene un número de WhatsApp que funciona las 24 horas del día los 365 días del año. “El (011) 15 2481 1722 no es solo para recepcionar consultas e inquietudes de un papá, una mamá, un chico, sino también para hacernos cargo de la respuesta. La primera respuesta que le tenemos que dar al grooming es la denuncia, porque así evitamos desenlaces mucho más graves y trágicos”.





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