El viajero que ingresa al aeropuerto de Delhi puede contemplar un hermoso grupo escultórico, que plasma los doce momentos del Surya Namaskar o Saludo al Sol. Es una secuencia de posturas del Hatha Yoga, coordinadas con el ritmo de la respiración, que fue difundida desde el Centro Sivananda de Rishikesh en las primeras décadas del siglo XX.Por entonces, el Rajá de Aundh lo cultivó y divulgó con entusiasmo. Después, su hijo se lo enseñó a Indra Devi, antes que ella empezara a estudiar el Yoga. Años más tarde, Mataji recomendaba practicarlo al amanecer, en ayunas, mirando al este, con atención plena durante todo el desarrollo y una breve relajación al finalizar, para salir revitalizados y con muy buen ánimo.Desde los años ’50, un prestigioso discípulo occidental de Sivananda, el belga André Van Lysebeth, lo recomendaba para iniciar la clase de Yoga porque acciona tanto el cuerpo como la atención, aunque es lo suficientemente completo como para hacerlo independientemente de la clase, a primera hora del día. Y sobre esto último nos advertía con su característica simpatía: “No tengo intención de hacerles practicar sin saberlo un rito pagano, hinduista ni otro alguno”, porque el Saludo al Sol es un espléndido ejercicio que tonifica la musculatura, amplifica la respiración y el ritmo cardíaco.Se realiza individualmente o en grupo, en cualquier estación del año, en interiores o al aire libre; no requiere elementos, le basta con un espacio de dos metros cuadrados y sólo toma de tres a diez minutos, tiempo en el cual partimos del corazón y culminamos en él; en tres planos espaciales –alto, medio y bajo- nos extendemos hacia el cielo, descendemos a la tierra y ascendemos en dirección al cielo; desde el humano bípedo bajamos por el cuadrúpedo hasta el reptil, desde el cual subimos evolutivamente pasando por el cuadrúpedo hasta extendernos en bipedestación, siempre en sentido sagital, compensando los lados derecho e izquierdo, donde cada postura es la contrapostura de la anterior, en una secuencia basada en la compensación de contracciones y elongaciones, sin fatigar.Sus beneficios para la salud son numerosos: Tonifica el sistema digestivo, masajea las vísceras, activa la digestión y refuerza el cinturón abdominal; expande y fortalece el plexo solar, considerado como “cerebro abdominal” y gran depósito central de energía; al sincronizar movimiento y respiración ventila los pulmones, oxigena la sangre y desintoxica el organismo; favorece la actividad cardíaca, la irrigación sanguínea y la tensión arterial; tonifica el sistema nervioso gracias a las sucesivas flexiones y extensiones de la columna vertebral; regulariza las funciones del simpático y el parasimpático; estimula las glándulas endócrinas, especialmente la tiroides; flexibiliza y beneficia la movilidad osteoartromuscular; aporta serenidad emocional …. ¡rejuvenece! y… ¡muchísimo más!Aprendé y disfrutá el Saludo al Sol en la clase de Yoga, con tu profe, en la hora del ahora. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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