Dos tiempos transcurren para la piel: el externo de las estaciones -con sus cambios de clima y temperaturas-; y el interno, con su propio ritmo y efectos del envejecimiento celular. Veremos cómo afecta cada uno y recomendaciones para vivir más saludablemente.La piel es uno de los órganos más importantes y más extensos del cuerpo. Como consecuencia del paso del tiempo, alrededor de los treinta años empieza a presentar algunos cambios a causa del envejecimiento: pequeñas líneas de expresión en el rostro especialmente alrededor de los ojos y labios, disminución del brillo y la tersura. El cambio en la coloración, a su vez, da lugar a algunas pequeñas manchas. Este proceso es causado por factores intrínsecos y extrínsecos; el paso del tiempo e influencias medioambientalesLos factores extrínsecos tienen que ver fundamentalmente con el ambiente: la polución, el humo de cigarrillo, la exposición a los rayos ultravioletas y las temperaturas extremas. Activar la calefacción en el hogar, por ejemplo, y el contraste que se produce con el frío de la calle, deshidratan, resecan, dan opacidad y fragilidad a la piel.Todo esto se suma a las agresiones que sufre en el verano por la exposición al sol, al mar, al cloro de las piletas y al aire acondicionado.Todos estos agentes provocan la formación de radicales libres que causan daños químicos en lípidos, proteínas y en el ADN, limitando en parte, algunas de las funciones e integridad de las células.ColaboraAlba BrandtCosmiatraEn [email protected] 4561642





Discussion about this post