Los autores del doble crimen querían asegurarse de acabar con las vidas de los misioneros <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/251370/hallan-muerto-a-joven-misionero-en-brasil.html">Silvio Alejandro Antúnez</a> (24) y <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/251373/conmocion-por-el-crimen-de-dos-jovenes-de-jardin-america-en-brasil.html">Martín Nicolás Ríos (30)</a>. Así se desprende de los resultados de las autopsias realizadas en Brasil, que revelaron que la primera de las víctimas fue rematada en el suelo, pese a que ya no tenía posibilidades de defensa.La necropsia realizada sobre el cuerpo de Antúnez estableció que recibió cuatro disparos, dos de los cuales quedaron alojados en el cuerpo y otros dos con orificio de salida. El examen forense, al que PRIMERA?EDICIÓN tuvo acceso mediante sus fuentes en el país vecino, determinó que el joven fue derribado de dos disparos en el pecho y, tras caer de espaldas al suelo, rematado de otros dos tiros en la espalda.Mientras tanto, la autopsia realizada a Ríos confirmó que el hijo del exintendente fue ejecutado de un único disparo en la nuca, perpetrado a corta distancia, tal como se suponía desde un principio de la investigación.Esas fueron las confirmaciones que dejó el trabajo realizado el jueves por los especialistas del?Instituto Médico Legal de Francisco Beltrao, dependiente de la Policía Científica. No obstante, los profesionales intentaban hasta anoche determinar el calibre de las armas utilizadas por los homicidas para la ejecución de los jóvenes de Jardín América.Por lo pronto, en base a esos resultados y a lo que se conoce hasta el momento de la causa,<a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/251441/el-viaje-sin-retorno-de-los-jovenes-ejecutados.html"> los detectives pudieron arribar a una primera reconstrucción sobre la secuencia ocurrida minutos después de las 20 del último miércoles</a> en el kilómetro 122 de la ruta nacional BR-163, en jurisdicción de Realeza, estado brasilero de Paraná, a 32 kilómetros de la fronteriza Capanema, conectada a Misiones por el puente que la une con Andresito.Al decir de los investigadores, Antúnez guiaba la Chevrolet S-10 gris y Ríos viajaba en el asiento del acompañante. Se sospecha que fueron emboscados por los homicidas en ese lugar, quienes habrían logrado detener la marcha de la camioneta y abrieron fuego contra el conductor. Ese accionar quedó en evidencia ante los balazos recibidos tanto en el sector izquierdo del parabrisas como en el vidrio lateral del conductor.Siempre basados en esa teoría -y suponiendo que la Bersa efectivamente haya sido de Antúnez- los investigadores creen que ese joven se bajó de la camioneta e intentó defenderse a los tiros. Fue allí donde resultó alcanzado por dos balazos en el tórax que lo derribaron. Sin contemplaciones, los asesinos se acercaron y lo remataron de otros dos disparos en la espalda, cuando estaba ya en el piso. La sospecha es que Ríos observó todo aquello desde la butaca del acompañante. Entendió luego que también iban por él. Los homicidas ingresaron al rodado y lo ejecutaron. Lo que no se sabe es si fue en ese mismo lugar y luego ocultaron la camioneta detrás de un sector de malezas -a unos treinta metros del primer hecho- o si condujeron hasta ese sitio y allí le quitaron la vida.Por lo pronto, hasta anoche la investigación continuaba sin detenidos y con varias hipótesis. La más firme es la de un “ajuste de cuentas” ligado a las mafias de frontera, en virtud de que un robo no se explicaría ni en la violencia utilizada por los autores ni en que fueron encontrados 53.900 pesos entre las pertenencias de las víctimas.Hasta el momento lo que se sabe es que Antúnez y Ríos partieron en la S-10 -radicada en Lomas de Zamora- desde Jardín hasta el lugar. El mismo miércoles por la mañana pasaron por el puente Andresito-Capanema. No se sabe si pretendían cambiar pesos a reales o si pensaban realizar algún intercambio comercial.?Debían volver a casa la misma noche en que fueron ejecutados.Dolor en la despedida a las víctimas en Jardín AméricaEntre lágrimas y dolor profundo fueron despedidos ayer en Jardín América los dos jóvenes ejecutados el miércoles por la noche en una ruta fronteriza de Brasil.Los cuerpos llegaron a la localidad a última hora del jueves, luego de las pericias forenses realizadas en Brasil. Antúnez fue despedido en un salón velatorio de la calle Paraguay, mientras que el velatorio de Ríos se llevó a cabo en una casa fúnebre ubicada sobre Bogotá.Las muestras de dolor se profundizaron alrededor de las 12 de ayer, una vez que los restos de Antúnez fueron trasladados al cementerio municipal. Tres horas más tarde partió el cortejo de Ríos hacia ese mismo lugar. El dolor se apoderó de la localidad, conmovida por el hecho que afectó a dos conocidas familias.





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