POSADAS. El fútbol nos regala, de vez en cuando, el deleite de volver a las fuentes. Ese momento sublime de abstraernos de todo lo que pase alrededor para detenernos y reencontrarnos con una gambeta por aquí, un caño por allá y el grito sagrado de conseguir un gol en el final del partido ante nuestro rival de barrio y que entrega ese plus de poder cargarlo por un buen tiempo, al menos hasta otra final.Al costado de la cancha de tierra, toda la familia sentada observando con atención cada movimiento. La sensación indescriptible de volver a sentir lo que todos a los que les gusta el fútbol se pudo percibir el sábado pasado en la cancha que está frente a la Iglesia Santa Rosa, en donde se disputaron las finales del torneo Apertura, que hace más de veinte años viene organizando la Liga Infantil Caras Sucias, que tiene como cara visible a Cristian Cañete, exárbitro de la Liga Posadeña y futuro licenciado en Trabajo Social de la Unam, que deja, al igual que las otras personas que integran la comisión de delegados (albañiles, empleadas domésticas, amas de casa, laburantes) que trabajan para que cada fin de semana, los chicos de los barrios San Jorge, A-4, Villa Lanús, Rotonda tengan un momento de regocijo jugando al fútbol.“Aquí no cobramos inscripción a los equipos. Solo se paga la planilla para el árbitro”, comenta Cañete. San Jorge, La Rotonda, Los Leones, Atlético Belgrano, Estudiantes de San Isidro, Juniors fueron algunos de los protagonistas de las finales. La presencia de algunos funcionarios fue aprovechada para solicitar alguna ayuda que permita seguir organizando los torneos que constituye una verdadera contención social y no simplemente para llenarse la boca y después no hacer nada.





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