La dieta genética no se basa en contar calorías, vitaminas, grasas, proteínas o carbohidratos, sino que se cuestiona las reacciones del cuerpo con la comida. Los genes son los que reaccionan a la forma en la que se vive. Cada alimento consumido se procesa en el tracto intestinal, descomponiendo los nutrientes esenciales y desencadenando reacciones de bacterias.Es un proceso químico. Si el alimento que se consume tiene una reacción dinámica, fluida y constante en el cuerpo tiende a no absorberse y a no ser guardado como grasa. Por lo que se descubre que el alimento que inflama el intestino genera hinchazón en el cuerpo. Los tejidos inflamados suelen provocar dolor y si la inflamación es excesiva, puede tener efectos negativos de retención de líquido.“Súper Genes cuenta que en los últimos años, la genética está experimentando una revolución que por primera vez abre el camino para que las personas influyan en su propia actividad de los genes. Sólo el 5% de las mutaciones de genes relacionados con la enfermedad son completamente determinantes, mientras que el 95% restante puede ser influenciada por la dieta, el comportamiento y otras condiciones ambientales”, comer un desayuno típico de cadena de comida rápida, alto en grasa y calorías, provocará que cinco de los marcadores de la inflamación se eleven radicalmente en el torrente sanguíneo; mientras que beber un vaso de jugo de naranja sirve para bloquear el efecto inflamatorio.La dieta hace enfoque en dos cosas: poner atención a los alimentos que se eligen y nutrir a los microorganismos para que puedan combatir la inflamación del proceso digestivo.“Los pescados grasosos, las moras, las nueces, las semillas, los granos integrales, los vegetales de hoja color verde oscuro, la soja y los lácteos bajos en grasa, los pimientos, los tomates, el ajo y el aceite de oliva son muchos de los alimentos permitidos en la dieta que no inflaman el intestino”.ColaboraAlba BrandtCosmiatraEn [email protected] (0376) 4439930 15 4561642





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