El “Señor R” tenía los minutos contados. Y quien pagó por su cabeza hasta había marcado la fecha. Por eso, ese jueves 19 de diciembre de 2013, cuando la Policía lo rodeó junto al hombre que lo había invitado a tomar tereré en la zona oeste de Posadas, comprendió que había vuelto a nacer. No había llegado aún su hora.Las autoridades lograron salvar a tiempo al “Señor R” gracias a una profunda investigación originada en Córdoba sobre un “capo narco” de 45 años acusado de liderar una megabanda internacional con presencia en Misiones que abastecía de cocaína y marihuana a los grandes centros urbanos del país. Las escuchas telefónicas al líder de la organización fueron determinantes para adelantar los procedimientos. Es que mediante ese sistema, los efectivos supieron que el cabecilla había pagado por la cabeza de uno de sus ayudantes en la capital provincial.Imputado por aquel episodio por el delito de “tentativa de homicidio calificado”, ese “capo narco” sigue preso en Córdoba. No obstante, PRIMERA?EDICIÓN pudo saber que en las últimas horas la Cámara Federal de Casación Penal confirmó el rechazo a la excarcelación pronunciado por la primera instancia. El argumento de ese órgano fue contundente: por la gravedad de los hechos por los que está imputado y por los que se lo investiga.Una estructura sólidaTal como informó este Diario, aquella ejecución fallida tuvo lugar apenas una semana después de que la banda fuera desarticulada con allanamientos en Misiones, Salta, Santa?Fe y Córdoba.El cabecilla de la organización cayó en la localidad salteña de Orán, rodeado por medio millar de gendarmes que conocían de su peligrosidad. Desde entonces permanece imputado por aquel intento de homicidio, pero también como “autor del delito de organización y financiamiento de transporte y comercialización de estupefacientes”, lo que podría caberle una dura pena en prisión.Al respecto, a la hora de argumentar el rechazo a la excarcelación, la Cámara recordó que al hombre en cuestión se le atribuye haber “organizado y financiado el transporte de cocaína y marihuana desde Salta y Misiones hacia Santa Fe, para que luego esa sustancia prohibida sea distribuida y comercializada al por mayor en Córdoba, Buenos Aires y Mendoza, lo cual evidencia una sólida estructura delictiva a su cargo. Es que, el imputado habría contado con una elevada cantidad de personas que cumplían sus órdenes, y hasta con autos especialmente acondicionados para el traslado del estupefaciente. Es decir, habría manejado a lo largo de una gran extensión del territorio del país una relevante cantidad y calidad de sustancia prohibida, con cuyo producido habría adquirido bienes muebles e inmuebles y cereales, que habría puesto a nombre de otras personas, comercializado y entregado como forma de pago de la droga”.El alto cuerpo federal sostiene el arresto del “capo narco”, al menos hasta la llegada del juicio, mediante aquel “pantallazo” de la investigación. No obstante, va aún más lejos, al relatar también aquella frustrada orden de ejecución que debía llevarse a cabo en Posadas. “Asimismo, habría mandado a matar a quien habría formado parte de la organización delictiva que dirigía, detallando incluso las circunstancias y forma en que debía hacerlo”, detalla el documento.“Vamos a tomar un tere, amigo”De las escuchas a la banda surge que sería el líder quien afinó detalles para aquel intento de homicidio. “Ejecutalo, ejecutalo lo antes posible, por contradecir y cuestionar mis órdenes”, le habría dicho a su sicario el “Señor F”, a quien no le tembló el pulso y aquel jueves 19 de diciembre de 2013 invitó al “Señor R” a caer en la trampa.“Vamos a tomar un tere, amigo”, le dijo. El “blanco”?de la organización cayó y se subió al automóvil del sicario, pero cuando se dirigían hacia Villa Cabello, un grupo de policías los rodeó y detuvo por orden del magistrado posadeño Walter Ricardo Balor, titular del?Juzgado de Instrucción 6, quien había recibido un exhorto de la Justicia Federal de Córdoba.Desde entonces el “capo narco” sigue detenido y a la espera de que se lleve adelante el juicio oral y público en su contra. Para la Justicia Federal, es menester que continúe tras las rejas.





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