Los recuerdos se escriben con letras diversas en el libro de la Vida. Algunos con la mano temblorosa, otros “forzando una buena letra”, otros casi esbozados en páginas que preferimos olvidar.Yo elijo aquellos recuerdos que me iluminan. Cuando los evoco siento que entibian mi Alma con aromas conocidos y los reescribo con el esmero asombrado de mis primeros trazos, para recordarme cuán bella es la Vida, aún cuando aprender fue muchas veces doloroso. Y es claro que, si pudiéramos elegir, aprovecharíamos para tachar muchos errores, reescribir historias, saltear renglones. Pero ¿quiénes seríamos sin las experiencias vividas? ¿Qué necesitamos para permitirnos integrar aquéllo que nos resultó difícil o en ocasiones, terrible?Incluir es la clave. Armar completo el rompecabezas de nuestras acciones es lo que nos permitirá trascender, disculparnos, tener sobre nuestra Vida una mirada amorosa y comprensiva…Somos la Historia que nos Contamos, la que escribimos con alegrías y con dificultades, la que nos impulsa y la que nos paraliza. Somos todas esas historias que Vivimos y la manera en que elegimos recordarlas es la que nos abre o cierra las puertas de la Posibilidad. ¿Cómo me recuerdo actuando ante tal o cuál circunstancia complicada? ¿Quién me digo que soy cuando puedo o no hacerme cargo de mis relaciones?Yo Soy quien me cuento qué SOY y solo en mí viven las oportunidades de cambiar mis historias, de resignificarlas para aprovechar el aprendizaje que hay en ellas. Desafiar mis propios límites es un acto de coraje personal y de fe en mí. Confiar, Permanecer, Apostar a mí una vez más es darme por fin, EL PERMISO PARA SER FELIZ.ColaboraMaría Rita NahúmMaster [email protected] 154644187





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