Como parte de la celebración del Día Internacional del Yoga, el pasado 21 de Junio hubo clases abiertas en lugares públicos que reunieron a numerosos participantes. Muchos transeúntes que no tenían conocimiento de lo que es el Yoga se detenían a observar, mostrado especial curiosidad por el ambiente de calma, de quietud y sobre todo de silencio e interiorización que caracteriza a nuestra disciplina, lo que motivó diversas preguntas y comentarios posteriores.Rememoramos entonces las palabras del Dr. Chopra referidas a los Yoga Sutras: “El Yoga es silenciar la mente. Cuando la mente está en silencio, nos establecemos en nuestra naturaleza esencial, que es consciencia”. Efectivamente, lejos de aparecer como una moda popular para mantenerse en forma, es una práctica para ir más allá de la habitual identificación del ego con la mente y el cuerpo y experimentar así nuestro verdadero ser, porque su esencia es la unión de cuerpo, mente y espíritu. Esta conexión nos ayuda a resolver los desafíos de la cotidianeidad “con mayor facilidad y gracia”, con equilibrio y simplicidad, desde lo que Chopra denomina “potencialidad pura”, a la que podemos acceder “por medio de la práctica diaria del silencio, la meditación y el hábito de no juzgar”.Precisamente, los ejes de nuestra celebración mundial este año fueron la salud, el bienestar y la cultura de la paz. Ni falta hace repetir que el silencio es salud, pero a diario tratamos con personas que eluden el silencio para evitar escucharse: … “¡Ay che, qué silencio! ¡Poné algo!”… y “algo” que ni siquiera sea música bella, mensajes constructivos ni nada parecido.El Dr. Chopra explica que “practicar el silencio significa comprometernos a destinar cierta cantidad de tiempo sencillamente a ser. Hacer la experiencia del silencio significa renunciar periódicamente a la actividad de hablar. También significa renunciar periódicamente a la TV, la radio, la lectura”… a la tablet, al celu… Porque “si nunca nos damos la oportunidad de experimentar el silencio, esto crea una turbulencia en nuestro diálogo interno. Destinemos entonces un poco de tiempo todos los días a hacer silencio y de vez en cuando dediquemos un período más largo…”.“¿Qué sucede cuando entramos en esta experiencia del silencio? Al principio el diálogo interno se vuelve más turbulento. Sentimos la necesidad apremiante de decir cosas. Nos invade una sensación de urgencia y necesidad. Sin embargo, a medida que perseveramos el diálogo interno comienza a callar y al poco tiempo el silencio se vuelve profundo, porque la mente se tranquiliza y el espíritu se revela… Pero primero debemos tener la experiencia de la quietud… porque el Yoga ofrece mucho más que una manera de ejercitar el cuerpo… su regalo es la mente en calma y estar en consciencia presente en todo momento recordando nuestra esencia espiritual intemporal. ” Así la vida cobra más sentido, nos liberamos de las preocupaciones y disfrutamos del silencio aquí y ahora, como en la clase de Yoga, en la hora del ahora. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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