Acorralado por las pruebas y por la confesión que brindó durante la instrucción, el acusado de matar de dos puntazos en el cuello al remisero Julio Oscar Braganza (50) firmó en las últimas horas un juicio abreviado por el que aceptó una condena a trece años de prisión. El crimen tuvo lugar a fines de 2015 y conmovió a Apóstoles.El sentenciado, Leonardo?Javier Rodríguez (22), volvió a admitir su responsabilidad en el hecho, por lo que acordó la sentencia ante la letrada Liliana Mabel Picazo, representante del Ministerio Público Fiscal ante el Tribunal Penal 1 de Posadas. Solo resta la homologación de los jueces de ese cuerpo, Martín Errecaborde, Eduardo D’Orsaneo y Ángel Dejesús Cardozo, algo que se da por descontado.Según pudo saber PRIMERA?EDICIÓN, Rodríguez debía llegar a debate oral y público por el delito de “homicidio en ocasión de robo”.?Debía ocupar su lugar en el banquillo de los acusados desde el jueves 31 de agosto. Ahora deberá purgar lo que le resta de la condena tras las rejas. Actualmente se encuentra alojado en la Unidad Penal VIII del?Servicio Penitenciario Provincial, en Cerro Azul, donde pidió permanecer por cuestiones geográficas.El último viajeEl principio del fin para Braganza comenzó a gestarse algunos minutos después de la medianoche del sábado 5 de diciembre de 2015 en el barrio?Andresito de Apóstoles. Hasta ese lugar la víctima condujo el Fiat Uno rojo con el que trabajaba desde hacía años. Un poco antes, un colega había rechazado ese mismo viaje al notar que el pasajero estaba alcoholizado.El asiento del acompañante fue ocupado por Rodríguez, quien fingió pretender un viaje hacia otro sector de la localidad. No se supo más nada hasta cerca de las 1.40 de ese sábado. A esa hora, Braganza apareció sin vida, ultimado de dos puntazos que le atravesaron la yugular, en un sector alejado del Paraje La Cachuera, a siete kilómetros del centro de Apóstoles.La primera pista para dar con el autor del hecho se registró a los pocos minutos en Paraje Las Tunas. Efectivos policiales que habían sido alertados por la desaparición de Braganza se toparon con un?Fiat Uno rojo similar al del remisero que aparentemente había sufrido una avería. Cuatro personas empujaban el rodado en plena madrugada. Todos terminaron en la comisaría.Enseguida, tres de los involucrados dijeron que sólo habían acudido en auxilio al conductor del Uno, quien les había pedido que lo ayuden a empujar. El conductor del Fiat era Rodríguez, un joven de 20 años domiciliado en Las Tunas, cuyas prendas de vestir tenían manchas de sangre.La situación derivó en un allanamiento a la vivienda del sospechoso por orden del magistrado Miguel Ángel Faría, titular del Juzgado de Instrucción 4 de la Primera Circunscripción?Judicial. Allí todo comenzó a cerrar:?en casa del imputado secuestraron un cuchillo ensangrentado, más ropas con manchas escarlata e incluso un billete de cien pesos que también tenía rastros biológicos.La primera confesiónEsas pruebas terminaron de cerrar el cerco sobre Rodríguez. A los pocos días, el miércoles 9 de diciembre de 2015, cercado, el principal sospechoso rompió el silencio y confesó el asesinato. Entre otras cosas, contó que se encontraba alcoholizado y bajo los efectos de estupefacientes cuando abordó el remís que manejaba Braganza.Rodríguez habló de una pelea y dijo que entonces arremetió contra el trabajador del volante. Tras herirlo de gravedad, lo abandonó en un camino terrado y escapó con 400 pesos y el automóvil, pese a que no sabía manejar. Por ello, en determinado momento el vehículo se le quedó y pidió la colaboración de esos tres jóvenes que se transformaron en testigos clave del caso.Esa confesión, que brindó apenas horas después del hecho, fue la que repitió ahora a punto de llegar al juicio oral. Al decir de sus palabras, fue una noche de excesos lo que le costará, ahora, pasar trece años en prisión.





Discussion about this post