Tres años después, el misterio se cierne aún sobre el caso. La identidad de la víctima es todavía un misterio y eso termina por enterrar cualquier tipo de intento de investigación. El “NN”?hallado ejecutado de cinco disparos cerca de San Ignacio, sobre la ruta provincial 5, permanece aún sin nombre ni apellido, a más de tres años del hallazgo. ¿Quién era? ¿Quién lo mató??¿Por qué? Las respuestas son más complejas de lo que parece.La noticia conmovió a los pobladores de la zona del arroyo?Chapá, en jurisdicción de San Ignacio, aunque bastante lejos del casco urbano. Para llegar al lugar hay que recorrer por la ruta provincial 5 unos 35 kilómetros desde el cruce con la ruta nacional 12. Es a solo tres mil metros de la ruta provincial 6.Como PRIMERA?EDICIÓN reflejó en su momento, el hallazgo se produjo alrededor de las 15.30 del martes 29 de abril de 2014. El cuerpo inerte brindó algunos detalles:?masculino, 40 años, de contextura fornida, alrededor de 1.75 metros y 120 kilogramos. Pero nada más.Más que el cuerpo, lo que dio a entender el contexto del crimen tuvo que ver con cómo apareció. El hombre vestía únicamente un bóxer y una camisa. Tenía cinco disparos de arma de fuego en el pecho, perpetrados desde corta distancia y con dos armas diferentes, calibres .38 y .22 milímetros.El equipo de investigación encabezado por el magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción 3 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en la capital provincial, no descartó ninguna hipótesis. Y con el tiempo, ninguna de esas teorías encontró un fundamento en el que afirmarse.Quizás la más valedera sea la de un crimen ligado a un ajuste de cuentas narco o del contrabando. Casualidad o no, cinco horas antes, ese mismo martes 29 de abril de 2014, efectivos de Gendarmería Nacional pusieron en fuga a un narcotraficante que llevaba media tonelada de marihuana al mando de un Peugeot 207 familiar, en un procedimiento realizado sobre la ruta provincial 6, no muy lejos de donde luego aparecería el cadáver.Desde siempre, la principal sospecha de los detectives apuntó a ese procedimiento federal. Los gendarmes realizaron un seguimiento controlado y lograron dar con la droga -514 kilos- y el automóvil, pero el conductor logró fugarse por el monte y no volvió a ser visto.A partir de entonces, todo apuntó a que el automovilista terminó ejecutado unos pocos kilómetros más adelante. ¿Es posible esa teoría??Los detectives hablan de una probabilidad, aunque -de ser cierta- llama la atención la velocidad con la que habrían actuado los homicidas, quizás en represalia por el cargamento perdido en manos de los gendarmes.No obstante aquello, aún hoy, tres años después, sigue siendo difícil hilvanar cualquier tipo de especulación, principalmente porque -como se dijo- sin identidad, es difícil saber qué mundo rodeaba a la víctima. El caso es por demás complejo y nada ayuda:?pese al tiempo que pasó, la víctima -o alguien con similares condiciones físicas- jamás fue reclamada por familiares o allegados en Argentina, Paraguay o Brasil. A esta altura, solo una cosa parece cierta: los asesinos, al parecer, mataron a un fantasma.





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