La lucha por el título de sus terrenos y el reconocimiento como “legítimos dueños” parece llegar a su fin para un grupo de vecinos de una zona muy pobre de esta ciudad. Son unas 40 familias residentes en “La Tosquera”, a dos kilómetros del centro de Jardín, donde todos son propietarios (por haber adquirido sus parcelas al dueño quien les firmó boleta de compra-venta), pero que en definitiva, hasta ahora, nunca habían logrado mensurar sus propiedades. Por ese motivo, desde afuera puede parecer un asentamiento porque las mediciones que se hicieron alguna vez fueron de forma más o menos instintiva, con lo cual las subdivisiones no son precisas, sino más bien desordenadas. Así se mantuvieron las cosas, por lo menos hasta el miércoles último, ya que estuvo en la zona el agrimensor Gustavo Weirich con el objetivo de colocar los mojones y dividir áreas delimitadas para el trazado de calles internas y demás. De esa manera la gente del lugar podrá -en principio- realizar trámites ante distintos organismos y alcanzar una “vida más digna”, ya que nunca tuvieron, siquiera, energía eléctrica.Así relató Soledad, una de las residentes en el lugar quien confió que desea que les reconozcan sus derechos de propietarios y el municipio provea de servicios mínimos para poder acceder a una vida más o menos digna: “Pese a todas las gestiones que se habían hecho ante el Municipio hasta ahora, nunca se logró destrabar la situación catastral para la mensura correspondiente, la titularización de la tierra, y la posibilidad de acceder a una vida digna con agua, paraditas de colectivo y luz que es tan importante”, enfatizó la mujer. Ocurre que el terreno era propiedad de un chacarero de la zona quien vendió media chacra a estas familias y si bien siempre se habló que iban a convertir la zona en un barrio, la gente vive en la tierra hace más de 30 años sin acceso a ningún tipo de servicio básico. En verano por ejemplo, se pueden servir de una canilla pública que atraviesa el lugar; pero, como es una zona de lomada la presión es escasa y la “pasamos bastante mal”, explicó. Ella ve, junto a lo demás, que una vez que el barrio se “normalice” como tal en el ámbito del municipio las cosas van a cambiar y a mejorar. La señora agradeció en todo caso las gestiones del diputado del Pays Martín Sereno, “mediante quien, después de hablar y comentarle la situación: cómo era el barrio y lo que se estaba necesitando, nos envió al agrimensor (Gustavo) Weirich”. El jueves último se terminaron las mediciones, se marcaron los mojones a partir de los planos para delimitar calles y accesos, de acuerdo a las exigencias municipales.Se espera que en un par de semanas el agrimensor Weirich tenga todo lo necesario para que estas familias puedan llegar a una mejor vida. “Asentamiento informal”Tras el movimiento de los días miércoles y jueves de la semana pasada, para delimitar los terrenos y demás, circuló un fuerte rumor en el pueblo acerca de la “inminente implantación” de mojones en la chacra privada, de parte de los llamados “sin tierra”, quienes supuestamente -y siempre de acuerdo a las versiones que circularon en Jardín- buscaban establecer un perímetro para permitir la ocupación irregular de personas provenientes del Paraguay, o bien, desde villas de emergencia del centro del país, lo cual generó temor e incertidumbre entre algunos vecinos. En ese sentido PRIMERA EDICIÓN consultó con vecinos del barrio “San Antonio”, lindante al lugar quienes se expresaron en muy buenos términos sobre los habitantes de La Tosquera. Dijo Lucía Pérez, una antigua vecina del barrio, lindante a La Tosquera: “Son gente muy buena y muy trabajadora, ojalá la pobreza de ellos no sea condicionante para reconocerles derechos y los ayuden, porque ni luz pueden tener”, confió la mujer a este Diario.La barriada en cuestión, es una continuación al norte del asentamiento “San Antonio”, empezó a poblarse hace alrededor de 30 años cuando todavía en esa zona funcionaba el basurero municipal, mudado de allí hace algunos años.





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