La torrencial y abundante lluvia del pasado fin de semana destruyó el puente colgante que con tanto esfuerzo había levantado la comunidad de la Aldea Ñaaro Pyau (Nueva Esperanza), situada en el Valle del Cuña Pirú, con la ayuda de colaboradores, para facilitar la asistencia de los niños a la escuela y permitir que los paisanos pudieran acarrear mercaderías y otros enseres, sin necesidad de recorrer grandes distancias. Ahora quedaron nuevamente aislados, como lo estaban hace un año atrás, antes de la construcción del pasadizo que les había simplificado las cosas. El misionero Jorge Kelm, que reside en las cercanías junto a su familia, admitió que con esta creciente del arroyo Cuña Pirú “nos desilusionamos mucho. Recién ayer pudimos entrar porque era imposible el acceso. En su momento fue lindo contar lo que habíamos construido y ver la alegría en la gente por lo que se había logrado, por la bendición de tener un puente, un acceso así”. El propósito era conseguir algunos elementos y repararlo, como ya lo habían hecho en enero cuando la fuerza del agua les jugó una mala pasada, pero “pensamos que por ahí logramos que algunos funcionarios se enteraran y vean la manera de hacer algo mejor porque lo nuestro fue confeccionado con pocos recursos”, con la ayuda de varias iglesias.La creciente de principios de año rompió el puente, se llevó todas las tablitas y los pesados cimientos, y fue reparado por Kelm y la misma gente de la aldea. “Lo elevamos 1,20 metro más del que tenía. Pensamos que el agua no iba a hacer nada pero fue increíble como levantó el cimiento, llevó más de la mitad de las tablitas, destruyó todo. Ahora la gente está aislada. Esto imposibilita la educación, el acceso de las mercaderías. Son unas diez familias las que viven ahí. Son quince niños los que van a la escuela primaria y seis a la secundaria, por eso nos causa una verdadera pena”, manifestó este permanente colaborador de los paisanos.Una comunidad con ganasLa comunidad aborigen linda con los Municipios de Aristóbulo del Valle, Campo Grande y Ruiz de Montoya, que deberían ocuparse del tema para que los paisanos tengan, además, por donde sacar sus productos porque se dedican a la plantación de sandías y mandiocas. Según Kelm, el camino por tierra queda muy lejos y no hay otro acceso a la comunidad. “Hay que pasar por chacras ajenas, pedir permiso, y se complica, y es muy lejos por el monte”, acotó.Afortunadamente las casas están en un lugar más alto y no tuvieron complicaciones mas allá de arrasar con algunas plantas de maíz y mandioca, dijo, al tiempo que destacó la predisposición de los integrantes de la aldea al momento de poner manos a la obra. “Para hacer el puente tuvimos la colaboración de varias iglesias. Ahora fueron ellos quienes tomaron la iniciativa de reconstruir. Eso fue algo muy lindo, estuvieron trabajando a la par con las mujeres”. Contó que “estamos ayudando a construir un aula dentro de la comunidad para que un maestro venga a dar clases y los chicos no tengan que caminar tanto. Falta poco. Está lista la estructura, solo resta colocar puertas, ventanas y pisos. Es una comunidad que crece mucho, que quiere trabajar. Conseguimos semillas para huertas para el autosustento. Es una comunidad ejemplar en la zona”. Quienes deseen conocer la obra, se encuentra a la altura del kilómetro 25 de la ruta provincial 7, a unos 800 metros de la arteria. Los que puedan colaborar pueden comunicarse por Facebook a Misión Guaraní Cuña Pirú.
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