Todos solemos en algún momento decidir entre dos opciones o caminos, uno considerado atractivo, bueno o adecuado, y otro camino considerado malo o inadecuado, estas son las decisiones “morales”.Un religioso diría que estamos luchando contra la tentación, pero una explicación secular (terrenal) diría que estamos tratando de elegir entre intereses contrapuestos, para ayudarnos a adaptarnos mejor, sobrevivir y ser felices.Enseñar valores morales es uno de los mayores desafíos con que se enfrentan padres, escuelas, institutos educacionales y la sociedad, pues es bastante complejo y abstracto hablar y explicar el “amor” o la “solidaridad”; pero a la vez es simple y práctico, pues una caricia y la ayuda a un desconocido necesitado es el mejor ejemplo.Es primordial enseñar desde muy chiquitos a pensar detenidamente antes de responder, pues de adultos podemos equivocarnos y tomar malas decisiones por la emoción y el deseo de agradar.El crecimiento moral de los niños empieza con su nacimiento y nunca termina, permitiéndole aprender de los errores, sus consecuencias y como hacerse cargo de ellas, todos los niños se comportan mal y se equivocan, por eso luego de una decisión equivocada debemos enseñarles a re-evaluarla y corregirla.La enseñanza de valores sobre lo que está bien o mal no solo se hace hablando sino con el ejemplo, requiere un compromiso paterno de toda la vida con su comportamiento acorde a lo que se enseña, los niños son “esponjas” que absorben las conductas de sus padres y del resto de los congéneres, pues son sus “modelos” a seguir.Es importante enseñar los valores desde muy niños pues se amoldan fácilmente como la arcilla, aprenden rápido y lo que aprenden le modificarán el curso de su vida acompañándolos para siempre, haciéndolos mejores o peores humanos. Los humanos aprendemos observando e imitando, lo que se aprende en la infancia nunca se olvida, determinando como va a crecer y lo que va a ser de adulto.La “verdad” siempre debe estar en la boca de un niño, los valores básicos para aprenderla son la “honestidad y sinceridad” que nos ayudan a luchar contra la mentira, la cual a medida que crezcan será más frecuente.Damos un mensaje cuando lloramos viendo en el noticiero que se maltrata a un anciano, un perro o un niño, pero damos otro mensaje si en casa tenemos al abuelo desatendido, maltratado y olvidado, así se enseña “el respeto” .Enseñar el significado de las palabras “por favor, gracias, los siento y perdón”, indicará una buena medida de cómo el “respeto” se integró en esa persona. Ser “disciplinado” es importante para formar el carácter, aunque hoy en día no se quiere mucho esta palabra porque significa esforzarse y emplear mucho tiempo en lograrla, una persona disciplinada sale siempre victorioso en lo que encara. Enseñar a ser disciplinado se hace con amor, lo que implica entender los “límites” propios y ajenos, pues todos los tenemos, y más allá de esos límites sufrimos y hay desastres, así como un río que se desborda de su cauce.“Había un niño listo y rico que le atraían los objetos raros y curiosos, así encontró un antiguo espejo y convenció a sus padres para que lo compraran. En su casa se reflejó en el espejo y vio que su cara se veía triste, sonreía y hacía muecas pero su reflejo seguía siendo triste.Compró golosinas y juguetes, volvió a verse en el espejo pero su reflejo seguía triste, decepcionado, por lo que lo abandonó en una esquina considerando que estaba estropeado.Esa tarde fue a jugar y comprar juguetes, yendo al parque encontró un niño pequeño que lloraba solo y triste, fue a ver qué le pasaba y el pequeño le contó que perdió a sus papás, juntos se pusieron a buscarlos y además le compró unas golosinas para animarle hasta que encontraron a los padres.El niño se despidió del chiquillo y volvió a su casa, al llegar a su habitación vio un brillo procedente del rincón donde estaba el espejo, al mirarse se descubrió a sí mismo radiante de alegría, iluminando la habitación. Entonces comprendió el misterio del espejo, que reflejaba la verdadera alegría del dueño, y la verdad de que se sentía verdaderamente feliz de haber ayudado al niño.Desde entonces, cuando cada mañana se mira al espejo y no ve ese brillo especial, ya sabe qué tiene que hacer para recuperarlo”. P. P. SacristánTodo niño debe aprender a “compartir y ser solidario” con sus hermanos, amigos, compañeros, maestros y padres, dar lo mejor y más de lo que se recibe sin esperar nada a cambio, no solo las cosas materiales sino los sentimientos e ideas.De niños somos naturalmente egocéntricos queriendo todo para nosotros, por lo que la educación debe corregir nuestra mira para no convertirnos en egoístas.Debemos enseñar a nuestros hijos que los demás seres deben tener cabida en nuestra vida, especialmente los menos aventajados y menos privilegiados que nos rodean La “responsabilidad” es un valor importante para enseñar, es hacerse cargo de sus acciones especialmente los errores que son los que más cuestan, esto evitará convertirnos en adultos quejosos, mentirosos y que culpan a otros por sus equivocaciones. “Algunas escuelas no pueden educar porque no tienen medios, e instruirlos cuesta muchísimo. Pero instrucción es transmitir conocimientos y educar es inculcar valores. Yo fui educado por una familia de analfabetos, que me inculcaron valores, sin muchas palabras, pero los aprendí".¿Qué mundo es éste que manda máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?”, nos dice José SaramagoEl valor más importante a enseñar es el “amor”, es el condimento esencial para toda vida y experiencia, que producirá el “perdón” para olvidar los errores ajenos y dar nuevas oportunidades, además se suma la “compasión” que nos permitirá entender el sufrimiento ajeno con el deseo de aliviarlo.Paralelamente a la enseñanza moral deberíamos desarrollar la “espiritualidad” del niño, que consiste en inculcarle respeto por los valores sagrados que cree su familia y su sociedad, en entender que existe una dimensión y un ser más allá de la humana, capaz de ayudarnos.Colaboración:Bazán J. L. – MédicoDeseo tu opinió[email protected]
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