En general, los adultos estamos siempre dispuestos a ponerles modelo y etiquetas a los chicos en vez de escucharlos.Desde chiquito ellos se hacen preguntas profundas acerca del origen de la existencia, de la muerte, de quiénes son, de qué quieren hacer en la vida. Tenemos que darles lugar para que puedan hablar y para ser escuchados, aunque los temas sean difíciles y movilicen toda la familia.Los niños son grandes científicos, grandes filósofos y existencialistas que se preguntan sobre el sentido de la vida.Nos dan a los adultos la posibilidad de volver a preguntarnos quiénes somos, que queremos y qué hacemos. A medida que crecemos, adormecemos ciertas inquietudes, la búsqueda, la curiosidad y el asombro. Ellos nos devuelven a esa frescura, nos traen al presente. Es importante que los adultos nos abramos por qué no siempre le damos lugar al intercambio. Muchas veces no los miramos, no les prestamos atención a lo que tienen para decir.Suele ocurrir que los adultos se ocupan de satisfacer a los niños en sus necesidades básicas, pero no intercambian conversaciones acerca de la vida, de qué cosas les gustan y qué pensamientos tienen.Es hermoso acompañarlos para que aprendan a preguntar y a compartir inquietudes.Las preguntas nos sirven para abrir y son siempre más importantes que las respuestas.HaikuEl amor es fuerza.Después no sé para qué más,es una burbuja.ColaboraAurora Bitó[email protected]





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