Cuando soñamos los sueños de los otros todos los ritmos se tornan extraños. Animarse a soñar los propios, es habilitar el camino hacia la tierra prometida, llenarla de fragancias y colores y saltar los muros de todas las distancias. Si nos desafiamos a transitar la incertidumbre, abrimos las puertas de la oportunidad… Pero, ¿qué hay detrás de cada puerta? ¿Cómo saber si hemos tomado la decisión correcta, si lo que nos proponemos nos llevará a buen puerto, si nos será posible sostener el rumbo del barco en el que intentamos aprender a navegar? Atrevernos a dar un salto de confianza en nosotros mismos es convertirnos en un Regalo Vital, desafiarnos a Ser ese Milagro que esperamos, accionar a favor de nuestros sueños.Sería maravilloso permitirnos el asombro de pintarnos los ojos con todos los colores y transformar las manos en pinceles que se animen a cambiar la paleta de nuestra vida. Es poderoso pensar que estamos a tiempo, que no necesitamos grandes acontecimientos para hacer que pase lo que queremos, que solo Amando se tiñen los bocetos y se convierten en obras, que sólo Confiando avanzamos y nos permitimos Ser. Hoy podemos pintar distinto el ¡Nuevo Día! ¡Solo hagamos que pase! Habilitemos la emoción para el intento. Más allá del resultado, animarse es abrir de par en par las viejas certezas y permitir, que un aire fresco nos renueve la mente, despierte las emociones e invite al cuerpo a bailar la nueva danza del Amor Propio que nos anima a Vivir en plenitud. ColaboraMaría Rita NahúmMaster [email protected] 154644187





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