Una persona es la sumatoria de la herencia que recibe de su familia, sus acciones pasadas y sus acciones presentes. Comparto un ejemplo que lo explica mejor:Yo soy Bernardo Stamateas. Bernardo es mi propia construcción, es decir mis acciones, y Stamateas es la herencia que recibí de mis padres. Ante eso, puedo reaccionar de tres maneras posibles:1-Bernardo: Soy el adolescente que no quiere saber nada con su familia y no acepta sus enseñanzas ni su ayuda. Mi deseo aquí es hacer mi vida. Hay gente que pasa años sin tener contacto con la familia porque la maltrataron y rechaza todo lo que tenga que ver con los suyos. 2-Stamateas: No me atrevo a construir lo mío y elijo quedarme con mis padres. Entonces, soy y actúo como ellos. En realidad, estoy atado a ellos porque no quiero construir a Bernardo. Hay gente que repite las mismas conductas de su familia, sobre todo los rasgos negativos. Todos heredamos cosas pero también contamos con la posibilidad de construir algo nuevo que nos diferencie.3-Bernardo Stamateas: Acepto mi herencia, tanto lo bueno como lo malo, y le agrego lo que yo construyo. Esta forma de reaccionar nos permite tener nuestra propia identidad, que es original. Nadie es solamente él o ella, ni tampoco sus padres. Todos somos una suma de ambas cosas, que deberíamos reconocer y aceptar. Un ser humano que es emocional y psicológicamente sano tiene la libertad de ser él mismo y la capacidad de construir su vida hacia adelante. Valora todo aquello que heredó de su hogar, pero además se siente libre como para hacer su vida a “su manera”. Cuando decidimos actuar de esta forma, aun cuando no tuvimos un papá y una mamá que nos validen y nos amen incondicionalmente, podemos convertirnos en padres sanos y amorosos para nuestros hijos. Ni vos ni yo somos responsables por lo que nos transmitieron en la infancia, pero sí lo somos por lo que hacemos con eso en el presente. Cuando somos chicos, nuestros padres son responsables por nosotros; en la adolescencia, la responsabilidad por nuestras vidas es compartida con ellos; y en la edad adulta, somos 100% responsables de todo lo que hacemos.Sos totalmente responsable de tus conductas.Sin embargo, muchos eligen echarles la culpa de su comportamiento a los demás, sobre todo a su familia. En realidad, es solo una excusa para no crecer y avanzar. A medida que vamos creciendo, debemos entender que la condición de adulto depende exclusivamente de uno mismo y de nadie más. “¿Qué voy a hacer con todo esto?”, es una buena pregunta a hacernos, que nos puede ayudar a realizar los cambios necesarios. Quien ha sufrido en el pasado en su propio hogar necesita decidir qué es lo que va a hacer con esa experiencia negativa. Si va a guardar rencor y se va a negar a perdonar; o si va a buscar ayuda para sanar su dolor emocional, va a perdonar a quien haga falta y va a transformar lo que vivió en una oportunidad de crecimiento. Incluso para ayudar a otros en la misma situación.De eso se trata el sanar nuestra herencia.Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected] StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.





Discussion about this post