Los trabajadores de la Justicia Penal de Misiones difundieron esta semana fotos del estado deplorable del edificio donde trabajan, situado en la calle Santa Fe al 1.630, denunciando graves riesgos de salud, falta de medidas de seguridad y condiciones precarias extremas, además de la falta de elementos y escasa comodidad.En las fotos que se enviaron a PRIMERA EDICIÓN se observan cielorrasos rotos, instalaciones eléctricas precarias y desprotegidas, numerosas filtraciones de agua, mobiliario destruido y amontonado en algunas oficinas y se observa lo que parecieran restos de expedientes totalmente desintegrados por el agua de las filtraciones. Es el mismo Juzgado que en los primeros días de enero se había denunciado la falta de agua potable, falta de aire acondicionado y falta de papel en las impresoras para desarrollar el trabajo. Apuntan al área de Patrimonio del Superior Tribunal de Justicia y a la responsabilidad del presidente del cuerpo, Froilán Zarza.La situación es extremadamente grave y preocupa no solo por las condiciones de trabajo de los empleados sino también por la calidad del servicio de justicia que deben prestar los funcionarios a los ciudadanos en medio de todas esas complicaciones. Con tantas goteras hay cientos de expedientes que corren riesgo de quedar totalmente destruidos y perderse por completo información valiosa de investigaciones judiciales de todo tipo. Reclamo formal Para que no haya represalias de las autoridades contra los trabajadores, fue el gremio Unión de Empleados de la Justicia de la Nación, a través de sus representantes, quien presentó una nota de reclamo al Poder Judicial el pasado 23 de febrero, sin tener respuesta hasta este momento.Silvia Irmay y Luis Oudín, presidente y vocal de la comisión normalizadora de la UEJN Seccional Misiones firmaron la nota señalando que “venimos a exigir que en el plazo de 48 horas se proceda a realizar una urgente inspección del edificio del fuero penal, situado en Santa Fe 1.630 de Posadas, por medio de profesionales idóneos (ingenieros civiles, arquitectos y licenciados en seguridad e higiene), independientes para que se constate las condiciones edilicias, de seguridad e higiene”.Sostuvieron que el motivo de la presentación es que “el edificio se encuentra en pésimas condiciones, teniendo un real temor los empleados no solo por nuestra integridad psicofísica sino también, por momentos, de nuestras vidas. Ello a raíz de que se están cayendo pedazos de cielorraso debido a las filtraciones de gran cantidad de agua, la losa del piso de la primera y segunda planta se mueve y tiembla cada vez que se pisa o se trasladan muebles, cada tanto aparecen animales como ratas o murciélagos y ni hablar de los innumerables nidos de palomas que hay por todas partes”.“También hay que tener en cuenta la antigüedad del edificio, el cual casi no recibe mantenimiento alguno. En diversos lugares hay alfombras de antaño que no solo son perjudiciales a la salud por la gran cantidad de polvo acumulado sino que también son un potencial peligro en caso de incendio (no hay en todo el edificio un solo sistema de detección y prevención de incendios, solo algunos extintores en rincones aislados) y muchas se están pudriendo debido a la ‘catarata’ de agua que ingresa por el techo los días de lluvia”, enfatizaron en el texto dirigido a Froilán Zarza, al que tuvo acceso PRIMERA EDICIÓN.Señalaron también que “hay lugares que sirven de reserva de agua para la proliferación del mosquito del dengue, porque cada vez que llueve queda estancada en distintas zonas por mucho tiempo. También hay cacharros por todos lados y rincones, como ser computadoras y accesorios que ya no funcionan, y el equipo de aire acondicionado central de antaño que no funciona hace muchísimo tiempo”.Agregaron que: “No hay casi ventilación en gran parte del edificio, en algunos lugares ni siquiera hay aire acondicionado. Los baños se encuentran en pésimo estado, con las ventanas rotas y las puertas destruidas. Ni hablar del olor putrefacto que se siente a gran distancia antes de ingresar. También hay que destacar que no hay agua potable en el edificio”.En las fotos que acompañan esta publicación se puede observar gran parte de lo que relataron a las autoridades.“En definitiva, lo que pretendemos es que se inspeccione el recinto por profesionales idóneos quienes serán tercerizados (no pueden ser personas que puedan ser influenciadas o presionadas, como ser dependientes) y elaborarán los informes técnicos correspondientes para establecer si el edificio está o no en condiciones para que sigamos allí trabajando. Además de la inspección general deberán, en particular, establecer si la estructura es adecuada para soportar o no el peso actual del edificio, su mobiliario y la cantidad de personas que allí trabajan, o si va a ceder y derrumbarse en cualquier momento”, sostuvieron. “Exigimos urgente solución porque creemos que están en riesgo tanto nuestra integridad psicofísica como nuestras vidas”, finalizaron los trabajadores representados por el gremio.





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