La recesión, la política de apertura de las importaciones y el tipo de cambio "planchado" que sobrevivió a la última devaluación, aplicada en el marco del cambio de Gobierno nacional, conforman un cóctel letal para muchas industrias del país, y repercuten en particular en el sector más dinámico de la economía misionera, y principal responsable por la ocupación de mano de obra, la forestoindustria, que enfrenta una fuerte reducción de sus ingresos.En este marco, el empresario y dirigente de Amayadap, la cámara que representa a la industria maderera del Alto Paraná, Román Queiroz, señaló en declaraciones a PRIMERA EDICIÓN que si bien se han tomado medidas para monitorear la situación generada por las importaciones de terciados y fenólicos, la industria local de laminados sigue afectada así como la producción maderera en general.El empresario indicó que por los datos que surgen de miembros de la Cámara, la situación de la industria que trabaja con madera de pino en general es crítica “y en el actual mes de febrero o marzo próximo, los aserraderos que el año pasado sostuvieron el empleo pese a la caída de las ventas tanto al mercado interno como al externo, haciendo stock de sobra”, ya no tendrían más lugar para acumular su producción y se verían obligados a despedir personal. “Nosotros lo que hicimos fue reducir un turno, para lo que tuvimos que despedir a 70 personas y estamos trabajando con un turno menos”, explicó el empresario de la firma Coama Sudamericana, de Edorado, empresa líder en el sector del terciado que fue afectada por la importación de productos de Brasil a bajo precio. A media máquina “Tuvimos que pagar un costo muy grande, porque no podíamos continuar con dos turnos enteros, pero ahora al trabajar al 50% de lo que trabajábamos hace un año atrás la situación se sostiene”, comentó Queiroz, quien se mostró, sin embargo, preocupado por la falta de medidas que ayuden a lo que se vive en el sector. La crisis que se generó por la apertura a las importaciones afecta a numerosos establecimientos, como la empresa Henter de Montecarlo, que redujo sustancialmente las horas de trabajo del personal, en tanto otras firmas madereras de una amplia zona que abarca también a localidades como Dos de Mayo, Oberá y Caraguatay, sufren una fuerte caída de la actividad por la recesión y la imposibilidad de colocar la reducción. En cuanto a las consecuencias de la apertura de las importaciones, Queiroz destacó que no se trata de un problema particular de Misiones, sino de todo el país, y señaló que las dos cámaras madereras de Misiones realizaron gestiones ante las autoridades nacionales, “que están monitoreando la situación pero no es suficiente”. “Las gestiones se hicieron el año pasado para que nuestro producto tenga licencias no automáticas, y algo se logró pero igualmente la importación sigue siendo muy importante”, destacó el dirigente, tras lo que especificó que la crisis del sector se debe a la recesión de la economía, que limó posibilidades de colocar la producción en el mercado interno, especialmente en la construcción. Dólar planchadoEl empresario identificó, en tanto, a la cotización del dólar como el principal obstáculo para la recuperación de la actividad de la forestoindustria maderera, que -consideró- por su capacidad propia tendría posibilidades de avanzar sin dudas, si contara con un tipo de cambio competitivo. “La situación es crítica por todos lados en la industria de la madera, con la problemática del mercado interno deprimido. Aunque estamos preparados para una reactivación grande en el mercado interno, incluso que se pueda llegar a exportar, pero se necesitaría otro tipo de cambio”, remarcó Queiroz. “Con el dólar planchado no se puede competir, deberíamos tener un dólar a 23 pesos porque actualmente las importaciones desplazan a los productos internos por los costos en dólares, que en términos relativos, favorecen en todo a Brasil”, ejemplificó. “El valor dólar de la mano de obra en Brasil es mucho más barato, también el valor del flete y del tronco, y los insumos en dólares son más baratos que acá”, precisó. Sostuvo que el costo en Brasil es un 50% menos, “por lo que tendríamos que llegar a un dólar de 23 pesos y sin el complemento de la inflación alta”. En cuanto a la última devaluación, destacó que “la inflación se comió la devaluación y hoy estamos en dólares igual que hace un año atrás, cuando teníamos un dólar a 9,70 pesos”. “Es cierto que se está controlando un poco la inflación, pero el dólar sigue planchado, por eso pedimos una devaluación que no venga acompañada por una devaluación, sino estaríamos peor que antes”, reiteró el empresario y dirigente de Amayadap. Monitoreo más estrictoEl empresario observó que se requiere, de parte de las autoridades, un monitoreo un poco más estricto de las importaciones en el sector: “Convengamos que hay un monitoreo, y un cierto freno, (a las importaciones de terciados), pero no es tan estricto como el que necesitamos, porque debido a la recesión que hay, necesitamos que sea un monitoreo muy exigente que nos permita poder atender el mercado nosotros”, recalcó. Queiroz también recordó el problema planteado por los intentos de importar casas de China para proveer a los programas de viviendas del Gobierno nacional. “Se habla de que hay una posibilidad de que vengan casas prefabricadas de China, y el Gobierno las compre para mover el programa de un millón de vivendas, por eso las dos Cámaras de Misiones estamos luchando para ser los proveedores de esas viviendas, ya que como hay mucho consumo de viviendas la situación de la industria se aliviaría un poco. Estamos trabajando para tratar de que las viviendas de madera puedan ser una solución para la falta de trabajo”, explicó. “En el Alto Paraná la forestoindustria es una fuente de empleo muy grande y por todas las medidas que están afectando el empleo, muchos aserraderos empezaron a estockear, porque no hay ventas, pero ahora los galpones están todos llenos de mercadería y la situación no mejora. Si se sigue así solo quedan los despidos, es la realidad”, sentenció el empresario. "Va a ser muy difícil"El intendente Barreto de Montecarlo destacó que el año pasado la situación del empleo en la forestoindustria en particular, y de la economía en general en la provincia, fue “muy complicada” por la caída del consumo y las políticas nacionales que generaron la caída del poder adquisitivo del salario. Observó que el empleo en negro es el primer afectado. “Es lo primero que se golpea, el empleo en negro, y eso se ve en los municipio
s”, recalcó. “Todos los días hay nuevos datos de decisiones económicas que cambian el rumbo del país, por eso esta discusión salarial que empieza en el sector docente, va a ser difícil, van a haber muchos conflictos”, auguró Barreto.Añadió que “hay menos dinero en la calle y menos movimiento, y por ello el Estado y los privados no tienen posibilidades de dar respuestas, así que va a ser una discusión muy difícil. Uno se da cuenta de lo que pasó el año pasado, la inflación y la pérdida del poder adquisitivo fue increíble, sumado al tarifazo del año pasado, el de este año y el que se va a aprobar, son costos que tiene cada persona, se ve en todas las economías familiares, y eso no se recupera, por eso es tan difícil”. “Por lo menos en nuestro municipio, los mejores meses de recaudación son los primeros del año, son en los que uno tiene que tomar las previsiones y recaudos para todo el año, y más allá de la difícil situación del año pasado, y lo que creo este año, se volverán a vivir muchas dificultades, frente a lo cual el municipio debe seguir prestando los mismos servicios sabiendo que todo subió. Hay que ser equilibrista para que alcance para todo”, se sinceró el alcalde con respecto a lo que se viene en el año que se inicia. “Esto es una cadena, donde empiezan a caer algunas industrias, empieza a hacer daño al resto, por eso el Estado tiene que proteger a las empresas”, cerró.





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