Por ello, los misioneros pagan garrafas a un costo muy superior del que aprovechan otras zonas del país que sí tienen el gas natural. Los subsidios que la Nación aplica a los costos (conocida como “Garrafa Social” primero y “Programa Hogar” después) no fueron suficientes para que se frenen los desmedidos montos que por “flete” se cobran, haciendo desaparecer el costo “congelado” que tanto se promocionó.Misiones sí tiene las consecuencias de la represa Yacyretá tan frescas, que el asfalto de la costanera y los nodos viales no resultan suficiente indemnización. Más cuando, en verano, las familias no saben cómo pagar las abultadas facturas de energía que cobra la deficitaria Emsa. Con la represa tan cerca.Solo en dos ejemplos se puede demostrar que -como provincia o región- no se logró que los sucesivos gobiernos nacionales que pasaron (de varios colores políticos) apliquen una política tarifaria que permita pensar en la realidad (económica, climática, social, laboral) que tenemos en este extremo norte de la Argentina. Que no es igual a la central y menos aun a la sureña. Precisamente nuestra Patagonia es la única que pudo hacerse de más beneficios al punto que los usuarios de luz de todo el país llegamos a pagar una tasa para obras en esa región, más los subsidios que achican los costos del gas para los habitantes del lugar.Nuestros legisladores nacionales, sin distinción partidaria, deberían poner la cuestión al tope de la agenda junto con una mayor coparticipación para la provincia. Se sabe que ante cada voto, el acompañamiento logra resultados en la liberación de fondos para obras públicas, la financiación de proyectos, entre otros beneficios. ¿Por qué no pedir que nos traten diferente al resto del país impidiendo que los cuadros tarifarios armados en escritorios porteños nos sigan castigando porque nuestra realidad es otra?En Misiones desde diciembre hasta marzo las altas temperaturas se mantienen mañana, tarde y noche. Con los costos que tienen, muchas familias hacen un enorme esfuerzo por comprarse ventiladores grandes y aires acondicionados para descansar o pasar las tardes (si no hay cortes de energía). En el centralismo porteño parecen ver que ello es un “privilegio” y que el calor se puede soportar. Al punto de aumentar las tarifas en pleno verano, cuando el consumo sin dudas es mayor en nuestra provincia.En realidad, lo que no se pueden seguir soportando, son los altos costos a pagar por intentar tener una mejor calidad de vida aquí, en el denominado Norte Grande que para el centralismo resulta pequeño. Sino, ya se hubiera logrado una consideración mayor para alivio de los bolsillos de los misioneros.





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