El pasado 21 de enero, las autoridades de la Escuela Provincial 895 se presentaron en la comisaría local a denunciar la intrusión de una parte del predio de la institución. Son dos viviendas que se encuentran lindantes a la escuela y que fueron donadas por el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) al Consejo General de Educación (CGE), por lo que son patrimonio de este último.Estas dos viviendas fueron la escuela propiamente dicha durante más de diez años, cuando la institución era un aula satélite de la Escuela 105. Luego de conseguir el edificio propio en 2015, mudaron sus cosas, pero mantuvieron las casas con las refacciones realizadas durante el tiempo que estuvieron allí. Es más, para este año tenían proyectadas allí la realización de salas nivelatorias y un gabinete interdisciplinario en el que trabajarían varias escuelas de la zona. “Nunca nos dejamos de encargar de ese lugar, no es que las casas estaban abandonadas. Están dentro del predio de la escuela”, aseguró la directora a cargo, Carina Da Cruz, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Además, remarcó que “es patrimonio del CGE. Las boletas y todo viene a nombre del Consejo. No es de Iprodha como alguno sostiene, y demás está decir que el Iprodha tampoco se acercó a charlar conmigo y a comunicarme nada”.Fueron los vecinos quienes notaron movimientos inusuales en las viviendas y le comunicaron a la directora. “Son dos familias que rompieron el cerco e ingresaron”. Da Cruz además se mostró preocupada porque “ese edificio está en peligro de derrumbe, nosotros habíamos salido por eso, hay peligro de electrocución en las paredes. Nosotros estábamos esperando para refaccionar el lugar y volver a reutilizarlo porque pensábamos hacer salas nivelatorias y un gabinete interdisciplinario que nos iba a servir a todas las escuelas de nuestra comunidad”.Indicó que “no conocemos a las familias, dicen que son de un barrio vecino, son dos señoras que tienen muchos chicos y eso representa un peligro, les puede pasar algo ahí adentro. Las casas no están en condiciones”, insistió Da Cruz.Con todos estos datos en mano, Da Cruz se presentó el 21 de enero frente a las autoridades policiales y realizó la correspondiente denuncia. “Supuestamente se abrió una causa”, indicó. Hasta el momento no hay novedades al respecto.Cuidar lo conseguidoJosé Kirilinko vive en Campo Viera, es docente y uno de los impulsores para que esa pequeña aula satélite se vuelva una escuela con todas las letras y brinde respuesta a la demanda escolar de los chicos del barrio. “Vemos la necesidad de informar esto porque hay mucha gente que colaboró para la ampliación de esas viviendas cuando eran la escuela. Hemos puesto la cara para que tanto empresas como la comunidad del lugar ayuden para agrandarla con la intención de dar respuesta a la demanda”, señaló.Sobre la denuncia, Kirilinko indicó que “seguramente en el transcurso de los días van a proceder. No sabemos qué harán, tiene sus pasos legales seguramente para solucionar el problema. Queremos que la comunidad sepa que toda esa colaboración para las ampliaciones no quedará en vano o perderá. Porque los niños colaboraban en traer un ladrillo, los padres en el trabajo. Hicimos empanadas y pastelitos para ir ampliando ese lugar”. A la escuela, solo de nivel primario, concurren alrededor de 300 chicos, pero el nuevo edificio tiene espacio para 600. Durante 2016 parte de las aulas estuvieron ocupadas por la Epet 32 que no contaba con edificio propio, pero como este año ya podrá utilizar su propia escuela, esas aulas vuelven a quedar disponibles para aumentar la matrícula de la 895.





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