(Nota completa publicada por PRIMERA EDICIÓN el 26 de enero de 2012)La equivocación de los criminales quedará en el anecdotario y con el tiempo, quizás, despierte una sonrisa en las víctimas.Pero en honor a la verdad, fue un hecho grave, por la virulencia con que actuaron y porque ocurrió a plena luz del día. Pudo haber terminado en desgracia de no mediar, podría decirse, la Diosa fortuna.El hecho sucedió ayer, a eso de las 13.15, en un depósito situado en avenida Comandante Espora, donde el propietario alquiló una parte del mismo a la cadena de frigoríficos Cofra.Plácido Ocampo, de 66 años, el dueño del inmueble, tomaba una gaseosa dentro del depósito con Félix Thomas, de 28, empleado de Cofra, quien había terminado el turno de la mañana y se aprestaba a regresar a casa.En ese momento ingresaron dos hombres. “Pensamos que eran vendedores de rifas”, recordó Ocampo en una comunicación telefónica con este diario, horas después del atraco.Uno de ellos cubría una de sus manos con un diario y debajo de éste sacó un revólver, con el que intimidó a las víctimas.Ni bien ingresaron, Ocampo, ya consciente de lo que iba a suceder, les dijo: “Se equivocaron de agujero”, en alusión a que Cofra quedaba al lado y en ese momento no había nadie. Pero la frase no logró frenar a los bandidos.El criminal, que vestía una remera y un pantalón mimetizado, tipo militar, rápidamente dio la primera orden a su cómplice: “Traé la cinta” y con ella maniataron a Ocampo y Thomas por la espalda y los arrojaron al piso, boca abajo.“A él -por Félix- le tenían más respeto, porque es fornido, entonces le pisaban la nuca contra el suelo para que se quedara quieto. Por eso terminó con magullones en la cara”, indicó el propietario del galpón situado a unos veinte metros de la intersección con avenida Uruguay.Las víctimas coincidieron en que el hombre que tenía pantalón militar era el que daba los órdenes. El otro las cumplía, con una pistola en la cintura.Al percatarse de que en el depósito efectivamente no había dinero ni elementos de valor, los pistoleros decidieron retirarse con las manos vacías. Aunque antes de escapar, uno de ellos tomó un cuchillo de Ocampo, que atrajo su atención por la calidad y belleza, y expresó: “Me lo llevo, porque me equivoqué de lugar”.Los delincuentes se dieron a la fuga en el coche de Ocampo, un Renault Laguna que el conductor advirtió que iba a abandonar a unas cinco cuadras de allí.Con posterioridad, el vehículo fue localizado a dos cuadras, a eso de las 15. Estaba estacionado en calle España, casi Japón.“Nunca pensé que iba a pasar algo as픓Nunca pensé que iba a pasar algo así. Es terrible, porque no sabés cómo pueden reaccionar estos tipos. Son muy cambiantes. Por momentos uno se mostraba buenito, incluso nos decía ‘no les vamos a hacer nada, pero no nos miren’. Pero en otros, estaban completamente alterados”, consignó Plácido Ocampo horas después del violento asalto que sufrió en el depósito que posee en avenida Comandante Espora.Parte de ese inmueble alquila, justamente, a Cofra, la firma a la que los criminales pretendían asaltar pero se equivocaron porque es parte del mismo edificio.Ocampo indicó que uno de los criminales, el más irascible, lo golpeaba en las costillas mientras él estaba en el suelo.





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