Los barrios Esperanza, en el kilómetro 1.250, y San Isidro, en el kilómetro 1.251 de la ruta nacional 14, muestran mucho abandono por parte de la Municipalidad local. Las calles son tan angostas que apenas cabe un automóvil y están sin mantenimiento, no tienen alumbrado público y el recolector de residuos pasa una vez cada semana, o bien, cada quince días. Por estar situados a diez kilómetros del centro de San Vicente, sus habitantes pagan el boleto del colectivos según la tarifa que indica la provincia y no como servicio urbano. Hay lugares de los que los funcionarios no se acuerdan, más que en las elecciones que se desarrollan cada dos años. En el caso del barrio San Isidro, es más viejo que la localidad misma. No hay un trabajo de urbanización que refleje el interés del Estado por sus pobladores. Las calles internas de los barrios son tan angostas que dos automóviles chicos no pueden cruzarse, sin que tenga que entrar uno de ellos en el terreno de un vecino. Además no están en buenas condiciones de transitabilidad. Los lugareños aseguran que hace muchos años que no pasa una máquina o motoniveladora a reparar las calles.De vacacionesEn el barrio San Isidro existe un Centro de Atención Primaria de Salud (Caps) que no está atendiendo porque sus médicos y enfermeros están de vacaciones. Los vecinos aseguran que las malezas crecen tanto, que ellos tienen que ir en varias ocasiones a solicitar al municipio que envíe operarios a cortar el pasto y limpiar el predio. Una vecina dijo que “ahora no están atendiendo por vacaciones, pero el resto del año sí atienden casi todos los días, pero la capuera muchas veces casi tapa las ventanas”. Además en ese barrio hay un sistema de agua potable mediante pozo perforado que administran los mismos pobladores y que funciona bien y, gracias a eso, la mayoría de las familias tiene agua potable para consumir. Los barrios no tienen iluminación y por las noches solo las luces de las casas muestran señales de vida en la zona. El mismo puesto de salud tiene el foco de la jirafa roto y ese lugar es aprovechado como escondite de bandas de jóvenes.Otra queja de los vecinos es la falta de señal de teléfonos. Es una zona un poco alejada del centro urbano, y como toda San Vicente, también presenta deficiencia en las señales en los celulares, lo que complica para comunicarse, y hacer llamadas de emergencias.Los ciudadanos de los barrios Esperanza y San Isidro abonan el boleto de ómnibus mucho más caro que en el sector urbano de San Vicente. La línea de colectivos vecinal que hace el recorrido cada hora durante el día, les cobra quince pesos, mientras que en la ciudad y hasta el límite del sector urbano vale la mitad, por lo que hicieron el reclamo a las autoridades locales para tener el mismo precio que los recorridos dentro del sector urbano y no lo consiguieron.





Discussion about this post